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El papel del docente ante la diversidad cultural en las aulas

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Javier Sánchez Mendías. Psicopedagogo (Andalucía)
Introducción

El número de menores extranjeros que asisten como alumnado a los centros educativos de nuestro país ha experimentado un notable ascenso en los últimos años. Esta situación hace que los docentes tengan que enfrentarse a situaciones cotidianas en el aula que serían impensables años atrás.

El crecimiento económico que España experimentó en los últimos años, antes de que se iniciara el periodo de recesión que vive la economía mundial, contribuyó a que el fenómeno de la inmigración adquiriese un papel protagonista en la sociedad española. En ese contexto, muchas personas procedentes de los lugares más recónditos de la geografía mundial pusieron sus miras en nuestro país.

Ante esta nueva realidad, desde el sistema educativo, se ha asumido la educación de los hijos de estas familias inmigrantes haciéndolo, mayoritariamente, desde su vertiente pública. La diversidad cultural existente en los centros educativos debe ser correctamente encauzada para constituirse en un recurso educativo de extraordinario valor y no en un elemento de confrontación.

En las próximas líneas, se realiza una valoración de los datos y cifras que ha publicado, recientemente, el Ministerio de Educación, sobre el alumnado extranjero en nuestro sistema educativo y se reflexiona sobre la estrategia educativa a seguir para abordar la diversidad cultural en nuestras aulas.

Presencia de alumnado extranjero en el sistema educativo

Tomando como referencia el Manual de Datos y Cifras publicado por el Ministerio de Educación para el curso 2009-2010 encontramos una información bastante interesante sobre esta temática.

Así pues, centrándonos en la procedencia del alumnado extranjero que cursa estudios en nuestro sistema educativo, se establece que más de un 40% procede de América del Sur, un 28.8% de Europa y un 20.6% de África. Completan esta distribución los alumnos procedentes de Asia y Oceanía con un 5.3%, América Central con un 3.7% y América del Norte con un 0.9%. (Ver gráfico 1)

Grafico1

Respecto a la presencia de alumnado extranjero en las distintas etapas educativas, se puede apreciar que existe, en la última década, un destacado incremento en todos los niveles: Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria. En las tres etapas, los datos pertenecientes al curso 2008-2009 muestran que el número de estos alumnos se ha multiplicado aproximadamente por diez respecto a los datos establecidos en el curso 1998-1999. (Ver gráfico 2)

Grafico2

Este fuerte crecimiento tiene su origen en el asentamiento de la población inmigrante en nuestro país y en la reunificación familiar, caracterizada por la llegada progresiva de los restantes miembros de unidad familiar que aún residían en sus países de origen. Asimismo, han de considerarse los nuevos núcleos familiares que se han ido creando.

Otra de las cuestiones significativas es conocer, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Educación, cuáles son las Comunidades Autónomas en las que existe una mayor presencia de alumnado extranjero en las aulas públicas. De este modo, regiones como Castilla La Mancha (90.8%), Extremadura (90.3%), Canarias (89.3%) y Andalucía (86.8%), ponen de relieve la asimilación de alumnado extranjero en sus centros públicos. Desde otra perspectiva, País Vasco (32.4%) y Cantabria (28.8%) destacan por incluir porcentajes elevados de alumnos extranjeros en sus centros concertados. Finalmente, las comunidades en las que se imparte docencia a un mayor número de niños extranjeros en los centros privados son Andalucía (7.7%) y Madrid (6.4%). Las cifras son claras y demuestran que la gran mayoría de los alumnos extranjeros estudian en centros públicos.

Diversidad cultural: un reto educativo

Los profesionales que orientan sus esfuerzos para ofrecer una educación de calidad deben reflexionar para poder afrontar el nuevo reto de trabajar en clases multiculturales. De esta reflexión, deben concretarse los planteamientos que ayuden a extraer los aspectos positivos de esta nueva situación, minimizando los negativos.

Así pues, la presencia y el testimonio de los alumnos extranjeros en las aulas garantiza una aproximación cultural más directa a las tradiciones o las costumbres de otros lugares del mundo, relatadas en primera persona. Este hecho es un elemento enriquecedor del grupo y, por tanto, de la actividad educativa que se lleva a cabo, garantizando, en todo caso, el derecho a la educación y a la igualdad de oportunidades.

Sin embargo, no se puede caer en el error de diluir un posicionamiento cultural propio, compartido, arraigado y predominante. El alumnado extranjero debe adaptarse, integrarse, respetar los referentes culturales y las directrices que determine el sistema educativo del país en el que ahora residen. Esta afirmación no debe interpretarse, en ningún caso, como una imposición cultural sino más bien como una fórmula para facilitar la convivencia y la integración en los hábitos de vida del país de acogida.

Igualmente, debe evitarse la confrontación que puede aflorar al situar, en un mismo marco de actuación, la cultura que existe en el país receptor y la existente en el país de origen. Ambas son respetables e igualmente importantes, pero el entorno determina la preponderancia de una sobre las otras. Las normas, las tradiciones y las costumbres de un país, que impregnan la labor docente y el propio sistema educativo, no deben alterar su estructura. No obstante, sí deben adaptar sus medios, promoviendo medidas de apoyo y refuerzo, para que el trato al alumnado sea igualitario con el fin de que todo alumno tenga las mismas oportunidades en nuestra sociedad con independencia de su procedencia.

Desde la propuesta de la escuela inclusiva, que avanza y profundiza aún más en el concepto de atención a la diversidad, se considera al alumnado inmigrante un grupo con necesidades específicas de apoyo educativo y, como tal, demanda la puesta en marcha de acciones educativas concretas que estén orientadas a paliar los déficit que impidan la integración de estos alumnos.

Una de las principales carencias de este alumnado es el desconocimiento del castellano, algo que queda de manifiesto claramente en el gráfico que representa la procedencia del alumnado extranjero (Gráfico 1). En la comunidad autónoma de Andalucía, cuando se incorporan este tipo de alumnos a las aulas en las etapas de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria se enfrentan, principalmente, a tres problemáticas:
  • Muestran necesidades educativas motivadas por situaciones de desigualdad social y económica.
  • Su procedencia cultural es diferente a la andaluza/ española.
  • Su lengua materna dispone de caracteres orales y escritos que distan bastante de la lengua española.
Durante bastante tiempo, los centros educativos no han podido otorgar una respuesta educativa adaptada a las necesidades presentadas por estos alumnos y sus respectivos núcleos familiares.

Actualmente, la normativa, que regula dicha actividad en Andalucía, es la Orden de 15 de Enero de 2007, por la que se regulan las medidas y actuaciones a desarrollar para la atención del alumnado inmigrante y, especialmente, las Aulas Temporales de Adaptación Lingüística (ATAL). En ella, se establece la obligatoriedad de los centros de incorporar a su Programación General Anual acciones orientadas a:
  • La acogida del alumnado inmigrante.
  • El aprendizaje del español como lengua vehicular.
  • El mantenimiento de la cultura de origen.
Alcanzar un equilibrio entre la identidad cultural y la diversidad, para que los ciudadanos de nuestra sociedad, sea cual sea su origen, raza o religión, toleren y reconozcan el resto de las opciones culturales diferentes a las propias, por minoritarias o diferentes que éstas sean, no es una tarea sencilla. Igualmente, tampoco lo es que las minorías culturales acepten y respeten igualitariamente la cultura matriz del país receptor.

A menudo, las familias de estos alumnos, sufren un espejismo cultural invertido que les hace imponer de forma categórica sus tradiciones, exigiendo la preponderancia de su pensamiento sin aceptar e integrar en su vida las normas de una sociedad democrática y plural, cuyo Estado de Derecho adopta medidas en ámbitos muy diversos para auspiciar una convivencia pacífica y respetuosa, tanto en la sociedad como en el ámbito educativo.

La escuela intercultural propugna un modelo educativo que para hacerse efectivo requiere un fuerte apoyo social contribuyendo al cambio organizativo. Los profesionales que tienen una implicación directa en este asunto, especialmente los docentes, requieren una adecuada formación y orientación para reconocer y abordar las necesidades específicas de apoyo educativo de este alumnado. Los materiales didácticos que emplea el profesorado deberían adaptarse a este nuevo contexto.

Atendiendo a las investigaciones realizadas, otra de las dificultades con las que nos encontramos es que, para una gran mayoría de estos niños, su experiencia educativa no es positiva debido a los obstáculos socioculturales que deben superar. Merece una especial atención el tránsito de la E. Primaria a la E. Secundaria Obligatoria, siendo un punto crítico en el que debe ofrecerse una atención extraordinaria para evitar el fracaso escolar.

En última instancia, me gustaría destacar que el aprendizaje cooperativo y la interacción entre los alumnos favorecen la aceptación de otras culturas y el respeto a las mismas. Llevar a cabo acciones formativas que impliquen a las familias puede ser un recurso positivo siempre que exista una buena predisposición a la integración.

Bibliografía

Ministerio de Educación. (2009). Datos y Cifras. Curso 2009-2010. Madrid: Secretaría General Técnica. Catálogo de publicaciones del Ministerio de Educación.

Centro de Investigación y Documentación Educativa. (2005). La atención al alumnado inmigrante en el sistema educativo en España. Madrid: Secretaria General Técnica. Subdirección General de Información y Publicaciones.

Orden de 15 de Enero de 2007, de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, por la que se regulan las medidas y actuaciones a desarrollar para la atención del alumnado inmigrante y, especialmente, las Aulas Temporales de Adaptación Lingüística (ATAL).
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