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eLearning, un recurso para la formación presencial

Artículo de opinión

  • 15/05/2006

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Ramon Costa i Pujol, Director de Servicios de Formación de ASCAMM Centro Tecnológico (Barcelona)
Permitidme, antes de nada, dos concesiones. Por una parte, que os tutee, en el sentido literario. Y por otra, que base este artículo en mi experiencia personal. Después de todo, somos lo que hemos "aprendido”, pero sobretodo, lo que hemos "experimentado”, ¿no?

¿Quién no ha sufrido en alguna ocasión una clase enteramente "magistral”?

Seguro que todos recordamos más de una sesión aburrida, pesada y, me atrevo a decir, improductiva, didácticamente hablando.

Todos hemos sufrido, y seguramente, en alguna ocasión también hemos "hecho sufrir” a nuestros alumnos, con sesiones formativas en las que nos hemos querido convertir en el centro del proceso educativo, olvidando que podemos, y tenemos la obligación, de usar otros métodos didácticos, medios y recursos pedagógicos, además de las exposiciones magistrales.

Tenemos a nuestra disposición un conjunto de métodos didácticos que nos ayudan no solo a enriquecer nuestras exposiciones, sino sobretodo a mejorar el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Las tutorías, los seminarios, los ejercicios, casos, juegos de empresa o los juegos de roles, ayudan también a potenciar competencias como el saber-hacer, el trabajo en equipo, la comunicación, el liderazgo, la toma de decisiones o la creatividad.

Por no hablar del uso de técnicas como "la tormenta de ideas”, "Phillips 66” o "los paneles de expertos”, que ayudan a dinamizar el grupo.

Además, las tecnologías nos aportan un nuevo abanico de medios para reforzar nuestras acciones de formación. Además de la pizarra y los rotafolios y las ya tradicionales diapositivas y transparencias, tenemos los medios audiovisuales como el televisor, el vídeo, el ordenador e Internet.

Y es el uso combinado de todos estos medios lo que facilita el proceso de aprendizaje, tanto en la exposición y trabajo de los conocimientos, habilidades y actitudes de los alumnos, como las actividades de evaluación y autoevaluación y el trabajo colaborativo entre los participantes.

A finales del año 1993, una vez finalizada la licenciatura de Informática, cursé un master en calificación pedagógica para profesorado de tecnología, iniciando una apasionante carrera como profesor-formador-facilitador en paralelo al ejercicio profesional de ingeniero y gerente de proyectos y equipos de trabajo en el área de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

En ese momento, prácticamente no conocíamos Internet. La red de redes estaba naciendo y los correos electrónicos estaban circunscritos, básicamente, al entorno universitario e investigador. La formación a distancia se apoyaba en el papel, las cintas de audio y algunas de ellas en cintas de video.

Poco a poco, fuimos introduciendo el ordenador en el aula, a partir del uso de herramientas de desarrollo de presentaciones, lo que nos permitía incorporar animaciones, gráficos e interactividad.

Fue durante la segunda mitad de los años noventa que descubrí lo que conocemos actualmente como "elearning”, siendo alumno de un curso de "Formación de Formadores” en la Universitat Oberta de Catalunya. A finales de la década, me incorporaba a esta Universidad como profesor asociado a los estudios de Documentación, colaboración que sigue y he ha ampliado, también a la formación de postgrado.

Durante estos años he tenido ocasión de participar en proyectos de implantación de entornos elearning (campus virtuales) e impartir acciones de formación de formadores y teleformadores.

Y lo cierto es que la conclusión a la que he llegado, como muchos otros docentes, es que no existe una fórmula única, ni podemos decir que la presencialidad es mejor que la virtualidad, o al revés, sino que es la combinación de ambas metodologías la que ofrece la mayor potencialidad didáctica.

No olvidemos que el uso de una plataforma de aprendizaje virtual (o campus virtual) no se tiene que limitar a la formación "a distancia”, sino que es una importante herramienta como apoyo a la formación presencial.

Y esa es la apuesta que han llevado a cabo muchas organizaciones educativas como por ejemplo, en los Servicios de Formación de ASCAMM, incorporando la plataforma Moodle como entorno de trabajo tanto para las acciones educativas online como en las acciones de formación presencial.

Y es una importante herramienta que utilizo también en mis acciones de formación "presencial” en la Universitat Politècnica de Catalunya o en las Escuelas Gimbernat (adscritas a la Universitat Autònoma de Barcelona) o en las acciones "in company” que llevamos a cabo desde ASCAMM.

Es con uso de esta herramienta, como un recurso más a nuestra disposición, que podemos enriquecer nuestro trabajo docente.

Además de las ventajas que aportan los contenidos multimedia (gráficos, animaciones, sonido, video, hipervínculos,...), nos ofrecen, también, un conjunto de herramientas y funcionalidades como los foros de debate, los sistemas de mensajería, las audio y videoconferencias o el trabajo colaborativo "en tiempo real” trabajando sobre documentos, archivos y materiales compartidos.

La mayoría de técnicas y dinámicas utilizadas en las acciones "presenciales” pueden ser implementadas en un entorno virtual: los debates, las discusiones, los foros, noticias, tormentas de ideas, seminarios o mesas redondas.

Tenemos la gran oportunidad de extender el proceso educativo más allá de los límites del aula.

¿Vamos a desperdiciar el uso de estos recursos?
¿Vamos a obviar las ventajas y beneficios que nos aportan a nuestras acciones docentes?

Os aseguro que yo no.
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