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Descripción
Los organizadores de entidad benéfica tienen un papel directivo en la gestión de entidades benéficas u organizaciones de voluntariado. Entre otras tareas, se encargan de la coordinación de voluntarios, de poner en marcha actividades de recaudación de fondos, de cuestiones de relaciones públicas o de llevar la gestión financiera.
Funciones
Los organizadores de entidad benéfica tienen un papel directivo en la gestión de entidades benéficas u organizaciones de voluntariado. En muchos sentidos, sus objetivos son muy similares a los de los directivos de las compañías comerciales: dar el uso más eficaz a los recursos y conseguir el máximo de dinero posible.

El trabajo de un organizador de entidad benéfica depende en gran medida del tamaño de la organización benéfica para la que trabaje. Algunas entidades benéficas son pequeñas y de ámbito local, mientras que otras son grandes organizaciones nacionales, y algunas son entes gubernamentales.

En las grandes entidades benéficas, el organizador puede encargarse de planificar y coordinar la labor de departamentos que tienen a su cargo actividades como la recaudación de fondos, las relaciones públicas y la administración. En las organizaciones benéficas pequeñas, el propio organizador puede encargarse de algunas de estas funciones, o de todas.

Muchos organizadores de entidad benéfica participan en la gestión financiera, lo que a veces representa coordinar la administración de los donativos públicos o la solicitud de subvenciones al gobierno y a organizaciones. Estas solicitudes pueden implicar gran cantidad de trámites burocráticos.

Puede que el organizador necesite tomar decisiones importantes sobre la forma en que recibe sus fondos la entidad benéfica. Muchas de ellas, por ejemplo, obtienen aportaciones regulares mediante acuerdos y convenios de domiciliación permanente, que son acuerdos para pagar anualmente a la entidad benéfica una suma determinada.

Algunos organizadores de entidad benéfica participan en actividades locales de recaudación de fondos. Esto a veces representa convencer a una empresa para que preste apoyo a la entidad benéfica a través de un patrocinio o de recaudación de fondos entre el personal. Los organizadores organizan actos para recaudar dinero, como mercadillos de objetos usados, subastas, partidos de fútbol, bailes y cenas. A veces asisten a reuniones y actos públicos para recoger grandes donativos.

Los organizadores de entidades benéficas suelen desempeñar labores de marketing, como, por ejemplo, convencer a una emisora de radio local de que conceda un espacio gratuito para un acto de la entidad benéfica. Algunas entidades benéficas reciben el apoyo de famosos, por lo que el organizador puede tener que negociar con alguna celebridad para conseguir su presencia en un acto.

Los organizadores suelen ser responsables de la contratación, formación y coordinación de un equipo de personal voluntario o remunerado. El grado de participación del organizador dependerá del tamaño de la entidad benéfica y del tipo de actividad en la que participan los voluntarios.

Muchas entidades benéficas nacionales y regionales poseen su propia tienda en una calle céntrica. Los organizadores de entidades benéficas las dirigen personalmente o bien tienen a su cargo un equipo de directores de ventas.

La mayoría de las tiendas de entidades benéficas venden ropa, libros, juguetes y otros artículos donados por particulares. Algunas venden productos de otros países para fomentar el comercio justo. Los organizadores de entidades benéficas pueden tener que encargarse de realizar los pedidos y llevar las cuentas.
Perfil profesional
Para ser organizador de entidad benéfica, se necesita:
  • Tener flexibilidad.
  • Poseer grandes dotes administrativas.
  • Tener buenas aptitudes para la comunicación e interpersonales.
  • Tener una actitud profesional cuando se represente en público a la entidad benéfica.
  • Ser una persona bien organizada, creativa y decidida.
Hay que ser capaz de:
  • Trabajar con objetivos financieros.
  • Negociar el apoyo de empresas.
  • Conseguir cobertura informativa para promover la entidad benéfica.
  • Respetar la importancia, derechos y opiniones de los voluntarios.
Según sea el tamaño de la entidad benéfica, dispondrá de poco o ningún personal de apoyo, de modo que su trabajo puede incluir llevar a cabo tareas rutinarias como manejar dinero en efectivo, atender llamadas telefónicas y escribir cartas/correos electrónicos para dar las gracias a los donantes.
Competencias
  • Aptitud para tomar decisiones.
  • Aptitudes para delegar.
  • Aptitudes para gestionar el tiempo.
  • Aptitudes para gestionar presupuestos.
  • Aptitudes para la escucha.
  • Aptitudes para la gestión de cambios.
  • Aptitudes para la gestión financiera.
  • Aptitudes para la planificación.
  • Aptitudes para redactar informes.
  • Capacidad de análisis.
  • Capacidad para priorizar tareas.
  • Capacidad para trabajar en equipo.
  • Capacidades organizativas.
  • Capaz de pensar estratégicamente.
  • Capaz de respetar a personas de todos los orígenes.
  • Capaz de trabajar con vencimientos.
  • Coordina el trabajo de varios departamentos.
  • Crea equipos.
  • Destrezas en informática.
  • Distribuye el trabajo entre los empleados.
  • Enfoque flexible.
  • Escoge a nuevos empleados.
  • Flexible.
  • Habilidad para crear equipos.
  • Habilidad para la negociación.
  • Habilidad para motivar.
  • Habilidad para realizar presentaciones.
  • Habilidades comunicativas.
  • Habilidades interpersonales.
  • Idea métodos para mejorar el rendimiento de las personas.
  • Identifica formación profesional y qué recursos se requieren.
  • Implicado en planeamiento estratégico.
  • Lleva a cabo valoraciones de los empleados.
  • Motiva y dirige a otras personas.
  • Planifica y gestiona cambios en la práctica laboral.
  • Realiza procedimientos disciplinarios.
  • Realiza y supervisa presupuestos.
  • Responsable del equipo, departamento u organización de dirección.
  • Se asegura de que el trabajo se lleva a cabo.
  • Toma decisiones.
  • Trabaja en equipo.
Estudios
A continuación se relacionan algunos de los estudios que permiten ejercer esta profesión. Hay que tener en cuenta que, dependiendo del ámbito de especialización, es posible que se tenga que complementar la formación con otros cursos más específicos del sector. La formación continua es un aspecto clave para la mejora profesional.