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"Potenciar las competencias y el aprendizaje permanente es una necesidad"

Entrevista

  • 31/01/2023
  • Tiempo de lectura 7 mins

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María Ángeles Benítez. Directora de la representación de la Comisión Europea en España.
María Ángeles Benítez Salas es la directora de la Representación de la Comisión Europea en España, siendo la segunda mujer que ha ocupado este puesto tras Aránzazu Beristain. Cuenta con una amplia y variada trayectoria y experiencia en puestos de dirección adquiridas durante sus 35 años de trabajo en esta institución europea.
 
La Comisión Europea ha designado el 2023 como el Año Europeo de las Capacidades, con el objetivo de dar un impulso a la formación de la ciudadanía. Con el objetivo de profundizar sobre la importancia de la formación y los motivos por los que la Unión Europea ha declarado que este año se le dé mayor impulso, Educaweb ha entrevistado a la representante de la Comisión Europea en España
 
Benítez Salas es Licenciada en Derecho por la Universidad de Granada (1975-1980), cursó Altos Estudios Europeos en el Colegio de Europa y finalizó su formación especializándose en Derecho europeo en la Universidad Libre de Bruselas (1983). 
 
¿Por qué la Comisión Europea ha querido designar al 2023 como el Año Europeo de las Competencias?
 
Potenciar las capacidades y el aprendizaje permanente es una necesidad y los datos los demuestran: actualmente más de tres cuartas partes de las empresas de la UE señalan que tienen dificultades para encontrar trabajadores con las competencias necesarias, y las últimas cifras de Eurostat indican que solo el 37% de los adultos reciben formación de forma periódica.
 
En 2021 hubo escasez de profesionales en 28 ocupaciones, desde la construcción y la asistencia sanitaria hasta la ingeniería y las tecnologías de la información. En las profesiones y estudios vinculados a la tecnología hay una clara brecha femenina: solo uno de cada seis especialistas en tecnologías de información y uno de cada tres graduados en ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas son mujeres.
 
A la luz de estos datos, creo que la importancia de impulsar las capacidades está clarísima. Esto nos ayudará a reforzar nuestra competitividad, centrar mejor nuestras inversiones, cooperar con las empresas, hacer corresponder las necesidades de formación con las aspiraciones de las personas y atraer talento a nuestro continente.
 
¿Qué aporta la formación a lo largo de la vida a las personas y al desarrollo económico de la Unión Europea?
 
Disponer de la formación y las competencias adecuadas permite a las personas adaptarse con éxito a los cambios en el mercado laboral y participar plenamente en la sociedad y la democracia. La doble transición ecológica y digital está creando nuevas oportunidades para las personas y la economía de la UE. Pero esta transición solo será socialmente justa y equitativa si favorece el desarrollo de las capacidades de las personas y su inclusión en el mercado laboral. Una mano de obra con las competencias que se demandan también contribuye al crecimiento sostenible, conduce a una mayor innovación y mejora la competitividad de las empresas.
 
¿Qué objetivos concretos se ha planteado la Comisión Europea para que las personas se interesen por formarse y desarrollen las competencias que necesita el tejido productivo?
 
La Agenda Europea de las Capacidades ha establecido objetivos cuantitativos muy ambiciosos para medir la mejora tanto en la formación de nuevas capacidades como en el reciclaje de las ya existentes para los próximos años. Por ejemplo, establece que en 2025 al menos el 50% de los adultos participe en actividades de formación cada año o que, para ese mismo año, el porcentaje de adultos con capacidades digitales básicas sea del 70%. El objetivo final es alcanzar una tasa de empleo de al menos el 78% para 2030.
 
¿Qué acciones son necesarias para mejorar la formación y las competencias de las personas a lo largo de su vida? ¿Cómo garantizar la calidad de esta formación?
 
El desarrollo de competencias está en el corazón del estilo de vida europeo y del progreso individual. Para fomentar el aprendizaje a lo largo de la vida es importante garantizar la disponibilidad, calidad y relevancia de la formación. Por eso, desde la Comisión se plantean medidas concretas para lograrlo: el Fondo Social Europeo+ (FSE+) apoya programas de formación continua en todos los países de la UE. Por ejemplo, en España la Escuela de Organización Industrial ofrece a las empresas programas de formación continua que fomentan el aprendizaje en digitalización, economía circular o adaptación tecnológica.
 
Los Planes de Recuperación y Resiliencia nacionales también son un pilar para fomentar la formación, porque deben dedicar un 20% de los fondos a empleo y formación. Erasmus+ ofrece financiación adicional destinada al aprendizaje personal, profesional o para las instituciones de formación profesional. Y para impulsar las capacidades y competencias digitales avanzadas hemos creado el programa Europa Digital.
 
Otro requisito básico para impulsar el aprendizaje a lo largo de la vida es que se conozca la oferta de formación disponible. Por eso, es necesario disponer de puntos de información tanto virtuales como físicos. Es el caso de la Red Euroguidance o de la Red Europea de Servicios Públicos de Empleo: sus consejeros ofrecen información local a todas aquellas personas que buscan formación. Otro elemento importante para garantizarla es que las personas tengan acceso a recursos financieros para disponer de permisos de formación remunerados. El Consejo realizó una recomendación recientemente en este sentido.
 
Con respecto a garantizar la calidad de la formación, la Comisión ha creado el Marco de Referencia Europeo de Garantía de la Calidad en la Educación y Formación Profesionales. Este Marco ofrece descriptores e indicadores que permitirán a los países de la Unión tener referencias para mejorar la formación. Dentro del Marco se ha creado una red a la que pertenecen representantes de los países de la UE para debatir y analizar aspectos relacionados con la calidad de la formación.
 
¿Qué retos ha señalado la Comisión Europea para mejorar la formación y las competencias de los ciudadanos y cómo piensa abordarlos?
 
Nos hemos encontrado con dos retos claros: en primer lugar, la baja participación de los adultos en formación: solo el 37 % se forma anualmente. En segundo lugar, nos preocupa la escasez de competencias: en 2021, solo 4 de cada 10 contaba con las competencias digitales básicas. De ahí que el Año Europeo 2023 ponga el acento en la necesidad de mejorar y desarrollarlas.
   
¿Qué son las llamadas microcredenciales y cómo pueden contribuir a la formación y capacitación permanente de las personas?
 
Durante la pandemia de la COVID-19 asistimos a una enorme demanda de cursos a través de Internet que permitían adquirir capacidades nuevas o actualizar las existentes.  Desde entonces la demanda de cursos cortos que conlleva la obtención de una microcredencial ha ido creciendo.
 
Lo que la Comisión ha propuesto es establecer un enfoque europeo que ofrezca una definición común de microcredencial y mejore su reconocimiento entre los países de la UE. No hay duda de que las microcredenciales contribuyen de una manera flexible al reciclaje y a la adquisición de nuevas competencias que son necesarias en un mercado de trabajo cambiante. Precisamente, por su naturaleza, pueden diseñarse y ofrecerse en diferentes formatos y por diferentes proveedores y son para todos, independientemente de la edad, el nivel de educación o el tipo el empleo.
 
En este sentido, España es uno de los ejemplos destacados dentro de la UE, ya que ha desarrollado legislación que incorpora las microcredenciales en su sistema nacional de formación profesional.
 
¿Qué buenas prácticas o iniciativas de otros países de la UE conoce que estén contribuyendo al aprendizaje permanente de sus ciudadanos y a mejorar sus competencias?
 
Dentro de la Unión Europea hay dos países que abanderan el apoyo al aprendizaje a lo largo de la vida y son Suecia y Países Bajos, donde los adultos en formación suponen el 60%, una cifra muy alta comparada con la media de la UE, que es del 43,7%. Sin embargo, estamos viendo que la preocupación por la capacitación continua está en la agenda de buena parte de los países de la Unión. Por ejemplo, hay 17 países que, en sus Planes de Recuperación y Resiliencia, prevén cuentas de aprendizaje individuales o que ya las han desarrollado con el FSE+, como es el caso de Francia y Países Bajos. Además, 14 países (Austria, Bélgica, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, España, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia y Portugal,) han puesto en marcha una estrategia nacional de capacidades.
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