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Certificados de Profesionalidad, una herramienta para combatir la falta de mano de obra cualificada

Artículo de opinión

  • 24/11/2022
  • Tiempo de lectura 7 mins

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José Sancho. Director de Formación y Empleo de CCC Centro de Estudios Profesionales
Los Certificados de Profesionalidad están diseñados para dotar de competencias profesionales conducentes a una profesión a los y las estudiantes que los cursan. El objetivo de este instrumento formativo es capacitar a la masa trabajadora para realizar determinadas ocupaciones.
 
Se trata de una herramienta muy ágil, que en periodos cortos proporciona al alumnado destrezas para desarrollar puestos de trabajo que les permitan una pronta inserción laboral. Destacan, además, por tener diseños curriculares que constantemente están actualizados, según la demanda del mercado en cada momento. La potencialidad de los Certificados en la formación para el empleo es evidente porque el tejido productivo y empresarial puede acceder gracias a esta herramienta a personal cualificado. Pero ¿estamos aprovechando todas sus ventajas?
 
Lo cierto es que en la actualidad los Certificados de Profesionalidad están generando interés por parte del alumnado cuando la realización de este está sujeta a un requisito legal para acceder a un determinado puesto de trabajo. Un ejemplo claro lo encontramos en el sector de la atención a personas dependientes. Esta es una ocupación que requiere de un certificado de profesionalidad para poder ser ejercida y esa obligación legal propicia una alta demanda de aquellas personas que quieren desempeñar la profesión.
 
Desafortunadamente, no todas las ocupaciones están reguladas desde la obligatoriedad de disponer de una cualificación, es decir, no todas las actividades requieren un certificado de profesionalidad para poder ser ejercida, y esto redunda en un menor interés por parte de los alumnos.
 
Por otro lado, el perfil del alumnado que se interesa por cursar este tipo de Certificados es diverso. Abundan, eso sí, las personas que tienen una titulación en Educación Secundaria Obligatoria y que desean acceder a un puesto de trabajo, no haciéndolo desde la enseñanza reglada.
 
Estamos, por tanto, ante el reto de promover la importancia de los Certificados de Profesionalidad y qué requisitos tiene cada ocupación a la hora de ejercerla profesionalmente. Esto mejorará el engranaje productivo, con profesionales cualificados y más eficientes. Este desafío cobra fuerza en un momento como el actual, en el que determinados sectores necesitan mano de obra, como la construcción o la hostelería, entre otros.
 
Para afrontar estas carencias sería destacable desarrollar una serie de acciones que extendieran la obtención de los Certificados de Profesionalidad entre los trabajadores. En primer lugar, hemos de trabajar por conseguir que los estudiantes que inician los cursos a través de subvenciones para desempleados terminen su formación (salvo en excepciones, casos de fuerza mayor relacionadas con enfermedades graves o la obtención de un empleo, por ejemplo).
 
De manera secundaria, sería importante becar a las empresas que acojan a alumnos de Certificados en prácticas profesionales. En tercer lugar, se han de flexibilizar los requisitos de impartición de estos instrumentos, que en algunos casos están sujetos a criterios excesivamente rígidos, como en la ejecución de los Certificados en modalidad de tele formación.
 
Por otro lado, los criterios entre las diferentes comunidades autónomas deberían ser los mismos para determinados procesos, como el de seguimiento y control de la impartición de los Certificados. Y, por último, es prioritario que se acorten los plazos de acreditación de centros y entidades para poder impartir los Certificados de Profesionalidad.
 
Sin duda, hay muchos aspectos que debemos mejorar. Sin embargo, merece la pena trabajar en un campo donde los beneficios que implicaría un mayor uso de los Certificados de Profesionalidad para el mercado laboral y el desarrollo empresarial de nuestro país son múltiples. Administraciones públicas, empresas privadas, entidades educativas y la sociedad en su conjunto tenemos un ambicioso reto por delante y dejarlo a un lado sería un error.
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