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La formación continua, clave para la competitividad profesional y empresarial

Artículo de opinión

  • 28/02/2018

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María Robles López y Antonio Ariza, Responsable de Comunicación y Director de Empresas en SEAS (Zaragoza)

 

Tanto empresas como trabajadores vivimos en un entorno digitalizado, competitivo y lleno de retos que nos obliga a estar conectados a los cambios que se suceden. Cambios que afectan a las formas de trabajar, las herramientas y los procesos, que poco a poco van quedando caducos y que, por lo tanto, son necesarios analizar. Más teniendo en cuenta la oportuna digitalización, que hace de toda esta circunstancia un mundo complejo.
 
En todo este escenario, la formación continua es un pilar fundamental para mantener a ambas partes, empresa y trabajo, en lo que podríamos llamar ‘la cresta de la ola', lo que entenderíamos por vanguardia y liderazgo empresarial; y en el caso individual, profesional.
 
Desde SEAS, Estudios Superiores Abiertos, palpamos de manera constante la realidad de las necesidades e inquietudes formativas. Pudimos ver como incrementaron las matrículas gestionadas por tripartita del curso 2015-2016 al 2016-2017 en más de un 33%, un dato positivo que anunciaba la iniciativa por parte de las empresas de aumentar las acciones formativas.
 
El sector industria y empresa es el que más peso tiene dentro de la formación de sus trabajadores, siendo las áreas temáticas más demandas en formación continua las relacionadas con la técnica industrial, organización, TIC y formación industrial. Mientras, vemos que otros sectores como la hostelería, el deporte o el sector del diseño no se ven tan reflejados en estos números. Los principales perfiles laborales que realizan formación a través de su empresa son tanto el de mandos intermedios y directivos como el personal que tiene aspiraciones de serlo.
 
Aun así, y aunque aún no se han hecho públicas las conclusiones de 2017, según datos de la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (Fundae), de los más de 1,6 millones de empresas potencialmente beneficiarias del sistema de formación bonificada, sólo el 23% hicieron uso de ese beneficio para sus trabajadores en 2016. Entonces, ¿qué factores influyen para que un trabajador u empresa se decida a cursar un estudio? ¿Qué factores son necesarios?
 
Flexible y adaptada al trabajador

Como centro de formación en constante contacto con nuestros alumnos, sabemos que dos de los puntos más importantes para un trabajador que está interesado en estudiar es la flexibilidad a la hora de afrontar esta exigente etapa, así como que los contenidos se adapten de forma natural y progresiva a su día a día, de forma que éste pueda aplicar lo aprendido en su trabajo diario y aporte un valor real a su proyección profesional. Todo esto implica una tasa de abandono menor.

Es clave para facilitar a los profesionales la formación continua poner a su disposición una metodología que disponga de los recursos necesarios para que formarse no sea una carga, sino que ponga a su disposición todas las facilidades para la flexibilización del tiempo y la optimización del estudio. Sabemos que el trabajador tras su jornada laboral no está dispuesto, en muchas ocasiones, a realizar formaciones presenciales con una carga horaria elevada.
 
Es decir, que la formación continua, para captar el interés de trabajadores y empresarios, ha de ser eminentemente práctica, con contenidos aplicables a la realidad del mercado y que no suponga una merma en el rendimiento del trabajador. Esta motivación implica una menor tasa de abandono.
 
Por otra parte, la empresa desea invertir en una formación continua que pueda ser aplicable desde el primer minuto en su organización, y esto sólo es posible ajustando las necesidades de la empresa con la voluntad y predisposición del trabajador para formarse.
 
 
La formación, intrínseca en la estrategia empresarial
 
Desde las organizaciones se busca potenciar no sólo los conocimientos técnicos, sino también las habilidades y competencias, por lo que la formación ha de intentar potenciar en el trabajador la proactividad, el trabajo en equipo, su capacidad analítica y resolución de problemas, además de las capacidades de comunicación, innovación, creatividad y procesos de adaptación al cambio. Este es el camino de la competitividad.
 
Este, el de la formación como pilar, es un concepto intrínseco en la cultura de SEAS, Estudios Superiores Abiertos, ya que, como empresa, hacemos nuestras estas afirmaciones y creencias, pues hacemos uso de las correspondientes subvenciones y bonificaciones a las que tenemos acceso como empresa llegando a hacer uso de la totalidad y sumando, en ocasiones, más de 14.000 horas formativas.
 
Es por ello por lo que hay que trabajar desde todos los ámbitos implicados, educativos y empresariales, por hacer de la formación continua una parte integrada dentro de la estrategia de las compañías que implique acciones anuales en forma de un compromiso corporativo y no sea entendida como un elemento ‘optativo'.
 
La educación no es la respuesta a la pregunta, la educación es el medio para encontrar la respuesta a todas las preguntas, decía William Allin.
 
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