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La transición de la Primaria a la Secundaria. Ideas a partir de un estudio de caso

Artículo de opinión

  • 18/02/2014

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Montserrat Fidalgo-García; Aleix Barrera-Corominas, Departament de Pedagogia Aplicada de la Universitat Autònoma de Barcelona
La transición entre etapas educativas es un proceso que preocupa a alumnos, padres, profesores y gestores del sistema educativo por las implicaciones que ello tiene a nivel académico, social y emocional para los estudiantes. En muchas ocasiones, la falta de colaboración y coordinación entre las instituciones de educación primaria y secundaria supone una dificultad (Antúnez, 2005) contra la que es necesario luchar.

Pero ¿qué debemos entender por transición? Gimeno (1997) la define como el momento y la experiencia de vivir la discontinuidad dentro de la natural multiplicidad, diversidad y polivalencia del mundo social y cultural en que nos toca vivir en cierto momento (transiciones sincrónicas que se producen en un determinado tiempo vital), o la experiencia y el momento de pasar, sin poder volver, de un estadio a otro, de un estado a otro diferente, de un nicho que superamos o que perdemos a otro diferente (transiciones diacrónicas).

En educación, la transición es el proceso que viven los alumnos cuando cambian de curso, ciclo o institución; cambio que puede afectar a su ambiente social, a la metodología de enseñanza, a su grupo de compañeros, a los profesores, etc. Este cambio se desarrolla de forma positiva cuando permite la adaptación a la nueva situación sin que ello suponga ningún tipo de contratiempo para el alumnado a nivel educativo, social o emocional. Sin embargo, la experiencia nos muestra que en múltiples ocasiones la transición es vivida por los estudiantes como algo traumático que acaba afectándoles, al menos temporalmente, en los niveles mencionados.

Álvarez y Pareja (2011) establecen cuatro etapas diferentes dentro del proceso de transición, para cada una de las cuales concretan la tipología de acciones que deberían tomarse en cuenta. Las etapas definidas son: (1) la pre-transición, que incluye las acciones previas o de preparación del cambio; (2) el cambio, que considera las acciones puntuales desarrolladas en el primer momento de transición; (3) el asentamiento, que se relaciona con las acciones que deben favorecer la adaptación; y (4) la fase de adaptación, que cierra el proceso de transición garantizando la plena integración de los estudiantes al nuevo ambiente.

El presente escrito recoge los resultados de un trabajo de investigación1 cuyo objetivo era analizar el proceso de transición entre primaria y secundaria, entre un centro de educación primaria y un instituto de educación secundaria. La investigación parte de un estudio de caso de corte eminentemente cualitativo. La recogida de datos se ha realizado mediante entrevistas semiestructuradas con responsables de ambas instituciones y el profesorado implicado en el proceso de transición; también con cuestionarios a los alumnos de último curso de primaria y los alumnos de primer curso de educación secundaria, la observación de reuniones de coordinación y el análisis de la documentación generada a partir de las mismas.

Los resultados que se presentan, estructurados a partir de las diferentes fases de la transición definidas por Álvarez y Pareja (2011), intentan dar pistas a los gestores de instituciones educativas sobre cuáles son las estrategias identificadas que mejor valoración han tenido por parte de profesores y alumnado en cuánto a la organización del proceso de transición.

Fase de pre-transición, que es la que implica un mayor protagonismo del centro de primaria, y concretamente los profesores que atienden a los alumnos que deberán cambiar de centro:
  • Canalizar desde la tutoría las inquietudes del alumnado sobre el cambio de etapa a través de ratos de conversación o discusión sobre el tema. Intentando ofrecer a los alumnos siempre una visión realista de la nueva situación sin crear falsas expectativas.
  • Establecer que el instituto haga una visita a la escuela para informar (tanto a padres como a alumnos) sobre cómo se estructura el instituto, las características del nuevo centro, elementos clave a considerar, etc..
  • Organizar visitas de los alumnos de primero de secundaria (los que el año anterior cambiaron de centro) al centro de primaria para dar a explicar su experiencia en la nueva etapa y resolver dudas particulares que los alumnos que deberán iniciar la transición puedan tener.
  • Organizar visitas al centro de secundaria, bien a través de las puertas abiertas o mediante la organización de actividades lúdicas conjuntas en la que los alumnos puedan conocer el centro que las acogerá y puedan empezar a socializarse con los alumnos del nuevo centro.
Fase de cambio, durante la cual es muy importante la coordinación entre el centro de primaria y el de secundaria. Algunas propuestas consideradas para mejorar este momento de cambio son:
  • Traspasar información al instituto sobre les futuros alumnos, mediante informes tutoriales o sesiones de coordinación que involucren a profesores de ambos centros.
  • Elaborar un plan de acogida que contemple intervenciones específicas para los primeros días de curso, dónde las metodologías se adapten a las características de los nuevos alumnos, y se enfatice la socialización de los alumnos.
  • Asegurar una buena atención tutorial, tanto grupal como individual, des del inicio de la incorporación del nuevo alumnado al centro.
La fase de asentamiento, en la que se identifica un mayor protagonismo del centro de secundaria y la coordinación con el centro de primaria empieza a diluirse. En este caso, y a partir de las valoraciones realizadas por los propios alumnos, se considera que acciones que facilitarían el proceso son:
  • Adaptar las metodologías durante los primeros meses del nuevo curso para facilitar los aprendizajes por parte de los alumnos.
  • Incrementar la acción tutorial y de seguimiento individualizado; sobretodo en los alumnos que presenten mayor riesgo de exclusión académica y social.
  • Mantener durante este periodo las mismas normas y rutinas que en primaria, sobretodo en relación a la presentación de trabajos, metodología, sistema de evaluación, etc.. Introducir gradualmente las formas de trabajar y las rutinas del nuevo centro.
La etapa de adaptación, que cierra el proceso de transición, debería considerar aspectos como:
  • Priorizar las intervenciones y acciones educativas dirigidas a cohesionar el grupo clase.
  • Mantener espacios de tutoría, sobretodo para aquellos alumnos que manifiesten dificultades de aprendizaje o adaptación.
  • Establecer una buena comunicación con las familias a lo largo de todo el curso para facilitar dicho proceso de adaptación.
En definitiva, para garantizar un buen proceso de transición primaria – secundaria hace falta fomentar más la comunicación entre el profesorado de las escuelas y los institutos. La coordinación de centros es un punto clave para una correcta transición educativa, ya que ayuda a regular y mejorar las consecuencias que esta ejerce sobre los alumnos. Definir proyectos interinstitucionales que coordinen el proceso de transición y enfaticen la colaboración y coordinación de los centros se convierte en una de las estrategias más efectivas para combatir las problemáticas que pueden afectar a los alumnos.

Referencias:

Álvarez, J.D. y Pareja, J.M. (2011). ¿Es posible una transición pacífica? La transición educativa es una cuestión colectiva. Alicante: Universidad de Alicante

Antúnez, S. (2005). El cuidado de los procesos de transición de primaria a secundaria: a modo de balance. En Aula de innovación educativa, núm. 142, 7-11.

Gimeno, J. (1997). La diversidad de la vida escolar y las transiciones. En Guix. Elements d'Acció Educativa, 238, 5-10.

Notas al pie:

1.-   Proyecto Fin de Grado (2013) realizado por Montserrat Fidalgo, tutorizado por Aleix Barrera-Corominas, en el marco del Grado de Educación Primaria de la Universitat Autónoma de Barcelona.
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