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Mobile learning, un ecosistema de aprendizaje online

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Tíscar Lara. Directora de Comunicación de la Escuela de Organización Industrial (EOI)
Aprender desde la experiencia práctica, de una forma social en red, en contacto con otras personas interesadas en la iniciativa y hacerlo además en cualquier momento y en cualquier lugar es la tendencia más significativa de la formación online de cara a los próximos años. Esto es posible gracias al potencial de las tecnologías digitales de uso personalizado como son los tablets, así como a su amplia difusión en el mercado y a la adopción por parte de los usuarios.

El mobile learning es, por tanto, la metodología más innovadora que aglutina en cierta forma el resto de propuestas educativas que hacen uso de las últimas tecnologías de la información y la comunicación. La movilidad que ofrece el dispositivo, unido a la accesibilidad a la consulta de contenidos digitales en abierto, así como a la interacción en redes sociales donde compartir el conocimiento, hace que la formación online se pueda adaptar de forma eficaz a las necesidades de actualización de cada usuario y a la diversidad de sus estilos de aprendizaje.

¿Dónde queda el aula virtual?

Con la proliferación de dispositivos móviles y de programas formativos diseñados para este nuevo entorno tecnológico, el propio concepto de aula virtual se está poniendo en cuestión. La idea de una plataforma restringida bajo clave y limitada al grupo de la clase entronca directamente con la dinámica de las redes sociales, donde los usuarios disfrutan de un aprendizaje social, abierto y conectado donde compartir conocimiento y construir comunidades se ha convertido en la forma natural de adquirir competencias y habilidades clave para el profesional del siglo XXI. El aula virtual, por tanto, ensancha cada vez más sus fronteras y toma la forma de un ecosistema flexible donde conviven círculos más privados con espacios conectados en los que redes como Twitter o LinkedIn son un foro más de debate y acción colectiva.

¿A qué llamaremos curso?

En un entorno próximo que ya ha empezado a despuntar, veremos cómo se sofistican las propuestas formativas con una estructura cada vez más modular, de formato corto y complementario, de desarrollo de competencias de aplicación directa al campo profesional, de combinación de  contenidos multimedia en abierto ya disponibles en la Red, de creación de espacios online para la práctica de trabajo colaborativo y con sistemas de evaluación donde sea posible valorar socialmente la aportación de valor de cada portafolio digital. En este sentido, hay que mencionar cómo han cobrado especial relevancia los MOOC, cursos online abiertos y masivos, que desde Estados Unidos instituciones como Standford, Harvard y MIT han popularizado, y en España proyectos como los de UniMOOC y UNED Coma.

¿Quién acreditará el aprendizaje?

Quién forma a quién, cómo y con qué contenidos está dando entrada a nuevos actores y demandas profesionales. La tecnología digital es, entre otros factores, un motor fundamental en este proceso. No cabe duda de que vamos hacia una atomización radical en el campo de la formación online. Por eso, frente al caos en la sobreabundancia de la oferta, la reputación, la legitimidad, la trayectoria y la fiabilidad de los resultados de las escuelas e instituciones formativas serán cada vez más decisivos a la hora de diferenciarse en el campo de la formación online. 
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