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La mejora de la convivencia en las aulas

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Xesús R. Jares. Catedrático de Didáctica en la Universidad de A Coruña. Coordinador del colectivo Educadores pola Paz
En este artículo planteamos, en primer lugar, tres ideas básicas que nos parecen imprescindibles para abordar el trema de la convivencia en las aulas. En segundo lugar, ofrecemos algunas propuestas de trabajo. Empezamos, pues, con las puntualizaciones que se pueden leer de forma más desarrollada en Jares (2006).

En primer lugar, el aprendizaje de la convivencia es inherente a todo proceso educacional, pero en modo alguno se puede decir que sea un ámbito exclusivo del sistema educativo formal. En efecto, el aprender a convivir se realiza de forma simultánea en muy diferentes contextos sociales y con objetivos y estrategias no siempre coincidentes. Si bien tradicionalmente la familia y la escuela han sido las instancias que han tenido una responsabilidad casi exclusiva en esta tarea, hoy sabemos que estos dos ámbitos no son los únicos que influyen en el aprendizaje de la convivencia. Junto a ellos aparecen con gran influencia los medios de comunicación-internet y el grupo de iguales. Por consiguiente, en modo alguno se puede delegar exclusivamente esta responsabilidad en el sistema educativo, aunque la tenga y sea muy grande.

En segundo lugar, debemos precisar que una cosa es el tema de la convivencia y la indisciplina, y otra muy diferente el de la violencia. No podemos confundir ambos extremos porque son realidades diferentes y exigen respuestas también diferentes. La convivencia lleva consigo, inevitablemente, el conflicto pero la respuesta a éste no tiene por qué ser de carácter violento, ni el conflicto tiene que ser necesariamente negativo (Véase Jares, 2001b).

En tercer lugar, ni la situación de la indisciplina en los centros educativos, ni mucho menos de la violencia, es tan alarmante como algunos proclaman ni tampoco es un problema menor. Hoy tenemos problemas de convivencia en los centros, como los hay en la sociedad, y en mucha menor medida de violencia -y ésta se da en mucha mayor medida entre el alumnado (Véase el Capitulo II de Jares, 2006). En cualquier caso exigen medidas preventivas y de resolución.

Ahora bien, el deterioro de la convivencia no deviene porque sí, ni es fruto de un accidente ni de una inevitable evolución. Hay causas y circunstancias que la provocan y la explican. Concretamente, cinco son los factores fundamentales que, en mi opinión, conforman su situación actual:

- El sistema económico-social fundamentado en el triunfo a cualquier precio y la primacía del interés económico por encima de las necesidades humanas.

- La pérdida del respeto y los valores básicos de convivencia, lo que siempre se ha llamado educación básica o urbanidad.

- La mayor complejidad y heterogeneidad social que nos depara la globalización, supone un mayor potencial de conflictividad.

- La pérdida de liderazgo educativo de los dos sistemas tradicionales de educación, la familia y el sistema educativo.

- La mayor aparición y visibilidad de la violencia. Estamos presenciando un paulatino proceso de aumento y banalización de la violencia, hasta el punto de que en determinados sectores sociales se presenta como signo de identidad de determinadas culturas grupales y de comportamientos sociales. También nos preocupa el descenso paulatino de la edad de los actores violentos.

Ante esta situación, ¿qué podemos hacer los docentes?. Pues mucho. Ahora bien, para ello es necesario, en primer lugar, combatir la ideología de la desesperanza, muy extendida, que viene a decir que poco o nada podemos hacer. Desde esta posición, se nos dice que ha habido un cambio de rol en los docentes, que hemos pasado de educadores a meros cuidadores e incluso sufridores. Sabiendo que hay centros y profesores que viven en ese tipo de situación, en modo alguno se puede generalizar ni aceptar dicho derrotismo. Como hemos desarrollado en otro lugar (Jares, 2005), la educación y los profesores somos y debemos ser agentes de esperanza.

En segundo lugar, es necesario exigir políticas educativas y sociales que aborden de forma global e integrada los diferentes ámbitos de socialización por los que transcurren los niños y jóvenes.

En tercer lugar, en cada centro educativo debe existir un Plan de convivencia en el que confluyan los diferentes sectores y órganos de participación de la comunidad educativa. En nuestra experiencia hemos diseñado y coordinado planes de convivencia de centro como de ámbito municipal (Véase Jares, 2001a), en los que se prueba que en la mayor parte de los casos hay resultados positivos. Entre las medidas que utilizamos están la negociación de normas, el plan de acción tutorial integrado en el Plan de convivencia, el fomento de la participación de todos los sectores, la organización democrática del aula y centro, el uso de ejercicios y técnicas de resolución no-violenta de conflictos como es el caso de la negociación y la mediación (Véase la experiencia en el Capítulo IV de Jares, 2006).

En cuarto lugar, es necesario reflexionar sobre los errores cometidos, tanto por parte de sectores del profesorado como de las madres-padres, e implementar programas de formación para ambos sectores. Sí bien con el profesorado se están haciendo cursos y programas de formación, es necesario programarlos igualmente, con las debidas adaptaciones, al mundo de las madres y padres. Porque el desconcierto en este secdtor es bastante grande y se demandan medidas de formación especialmente en relación a la educación de los hijos e hijas (en el Capítulo V de Jares 2006 se hacen algunas reflexiones y propuestas al respecto).

Referencias bibliográficas

JARES, X.R. (2001a): Aprender a convivir Vigo, Xerais. Tercera edición en 2006. (www.xerais.es).

JARES, X.R. (2001b): Educación y conflicto. Guía de educación para la convivencia. Madrid, Popular. Segunda edición en 2007. (www.editorialpopular.com).

* Edición en portugués: Educaçao e conflito. Guia de educaçao para a convivencia. Porto (Portugal), Ediçoes ASA, 2002. (www.asa.pt).

JARES, X.R. (2005): Educar para la verdad y la esperanza. En tiempos de globalización, guerra preventiva y terrorismos, Popular, Madrid, 2005 (febreiro). Segunda edición en 2005. (www.editorialpopular.com)

* Edición en portugués: Educaçao para a verdade e para a esperança. Em tempos de globalizaçao, guerra preventiva e terrorismos. Artmed, Porto Alegre, Brasil, 2005. (www.artmed.com.br), y en la Editorial ASA de Portugal en 2006. (www.asa.pt)

JARES, X.R. (2006): Pedagogía de la convivencia. Barcelona, Graó.

* Edición en portugués: Pedagogía da convivênca. Oporto (Portugal), Editorial Profediçoes, 2007. (www.profedicoes.pt/livraria/).
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