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Carreras "de hombres” y de "mujeres”… ¿avala la ciencia esta diferenciación?

Artículo de opinión


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Juan Antonio Moreno Rodríguez. Profesor de Enseñanza Secundaria en el IES Ciudad de Arjona (Jaén) y Gema María Fonseca Morales. Profesora de Enseñanza Secundaria en el I.E.S Benjamín Rúa de Móstoles (Madrid)
Hasta hace bien poco en la elección de una carrera universitaria o de un trabajo era determinante el sexo del sujeto elector. Las razones que negaban a una mujer o a un hombre el desempeño de ciertas tareas físicas o intelectuales eran impuestas por la sociedad y parecían ser aceptadas sin más como algo natural. Muestra de ello es que en estudios realizados por la Fundación IUVE (1) se reflejaba que los hombres elegían mayoritariamente carreras científico-técnicas, conocidas socialmente como "carreras de hombres” mientras que las mujeres seleccionaban mayoritariamente las carreras biosanitarias y de ciencias sociales, denominadas comúnmente "carreras de mujeres”.

Se identifican como "carreras de hombres” aquellas que requieren fuerza física, destreza mecánica o una mayor habilidad matemática. Las "carreras o profesiones de mujeres” por su parte, son las relacionadas con la enseñanza, las artes en general o todo aquello que tiene que ver con los niños o la sensibilidad.

Pero ¿qué hay de base científica y qué de tópico y de influencia socio-cultural en esta disociación? En un mundo cambiante como es el nuestro, el desempeño de trabajos tildados de "masculinos” o "femeninos”, parece que está comenzando a cambiar.

Las causas son múltiples. Por un lado, es cierto que los avances en los derechos sociales y el acceso a la educación de la mujer le están posibilitando adentrarse en caminos hasta ahora reservados a los varones. Así, en las enseñanzas medias y universitarias las mujeres aparecen, estadísticamente, como más constantes, brillantes y trabajadoras. Estas cualidades hacen que las mismas estén accediendo en masa, y con éxito, a carreras científico- técnicas, si bien aún un alto porcentaje de las féminas siguen eligiendo carreras biosanitarias o de ciencias sociales (2).

Pero, lejos de todo determinismo biológico, tampoco hay que olvidar los factores fisiológicos, que hasta ahora parecían dar la razón a quienes pensaban en una diferenciación sexista de los trabajos. Hasta el siglo XX, en los estudios sobre las diferencias entre el cerebro masculino y femenino la única certeza era que eran distintos, sin precisar en qué aspectos y por qué, lo que llevó a sugerir que la mujer podría tener menor capacidad para determinados campos, como las matemáticas.

Los recientes descubrimientos sobre el cerebro femenino desvelan que, si bien no existe un cerebro unisex, las particularidades del cerebro femenino no son impedimento para que una mujer pueda desempeñar los trabajos "masculinos”.

Tras 20 años de experiencia como neuropsiquiatra, la doctora norteamericana Louann Brizendine, logró explicar científicamente las diferencias entre el cerebro femenino y masculino. En su libro El cerebro femenino (RBA, 2006)(3), demuestra que tal diferencia no significa que uno u otro género sea más o menos capaz, sino que hablamos de aptitudes distintas producto de diferenciada composición estructural, química, genética, hormonal y funcional.

Según Brizendine, y a la luz de los datos ofrecidos por herramientas modernas como la tomografía de emisión de positrones (PET), y las imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf) que permiten «ver» en acción el interior del cerebro humano, el hecho de que pocas mujeres terminen dedicándose a dichas disciplinas no tiene nada que ver con deficiencias de su cerebro.

Por tanto, no hablamos de capacidades o aptitudes mayores o menores, sino de una realidad hormonal distinta que, por razones que tienen que ver con la supervivencia de la especie, estimula ciertas áreas del cerebro. Brizendine afirma que varones y mujeres tienen el mismo nivel promedio de inteligencia, pero que utilizan circuitos cerebrales distintos para resolver los mismos problemas.

Por todo ello, podemos concluir afirmando que, pese a las diferencias que la madre naturaleza haya podido dar al cerebro femenino, no hay nada que impida que una mujer realice los mismos estudios y trabajos, salvo la falta de voluntad o los tabúes impuestos por una sociedad demasiado acostumbrada a los estereotipos caducos.

Es el momento en una sociedad como la nuestra, centrada en la igualdad de oportunidades, de permitir que cada alumno, sea del sexo que sea, pueda libremente elegir estudiar aquello que le gusta, sin pensar qué tipo de carrera o profesión es. Estamos convencidos de que las cosas están empezando a cambiar, valgan como ejemplo la Orden de 24-03-2008, de la Consejería de Educación y Ciencia de Castilla la Mancha (DOCM 1/04/2008) por la que se establecen las bases reguladoras y se convocan ayudas para fomentar el acceso de las alumnas al primer curso de enseñanzas de Formación Profesional Específica de grado medio y grado superior, para el curso 2008-2009, en Familias Profesionales no vocacionales demandadas por el mercado laboral. El Programa Innovadoras que está llevando a cabo el Instituto Canario en colaboración con las Cámaras de comercio, en el que se está tutelando las prácticas de alumnas de FP que se están formando en profesiones típicamente masculinas, con el objetivo de sensibilizar, animar y acompañar a estas mujeres para que accedan al mercado del trabajo en condiciones de igualdad, así como detectar las variables que puedan estar favoreciendo u obstaculizando su integración laboral. Las directrices establecidas por la Dirección General de Investigación de la Consejería de Educación y Cultura de Murcia para garantizar la igualdad de oportunidades y una mayor presencia de mujeres en la investigación y finalmente las propias Universidades donde se está comenzando a promover que las mujeres aumenten su presencia en determinadas carreras.

Notas al pie:

1. FUNDACIÓN IUVE: "V Informe de la opinión de los estudiantes preuniversitarios sobre la Universidad Española”, p. 11, en
http://www.iuve.org/microsites/
acierta06/descargas/Vinforme.pdf.

2. Véase el artículo "Casi cuatro de cada diez alumnos no sabe qué estudiar tras realizar la selectividad” en
http://educarc.blogcindario.com/2007/06/01491
-casi-cuatro-de-cada-diez-alumnos-no-sabe-que-estudiar-tras-realizar-la-selectividad.html.

3. Para un desarrollo más en profundidad de estas ideas, véase LOUANN BRIZENTINE: "El cerebro femenino”, RBA, Barcelona, 2006.
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