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Machismo involuntario bien inculcado: También en Educación

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María Oliver, C.E.I.P. Malvarrosa (Valencia)
Me he decidido a escribir este artículo, pues yo, como profesional interina, voy rodando por muchos centros escolares y puedo ir comprobando in situ cómo se organizan las jerarquías docentes en todos ellos.
 
Para resignación de tod@s, en la inmensa mayoría de colegios e institutos donde voy a parar, veo un enorme porcentaje de señores docentes en cargos de equipo de dirección.
 
 Y la verdad es que no cuadran los números. En Educación Infantil, profesionales que sean hombres, son cuatro gatos... O tres. En Primaria, la proporción del claustro es cierto que sube, pero con un predominio siempre de más del doble de mujeres que de varones. En Educación Especial, ídem. Y después, en Educación Secundaria, estarán fifty-fifty. Y casi siempre, si hay hombres a mano, parece que sea "mejor" que lleven ellos el cotarro.
 
Por lo tanto... ¿En educación hay machismo?
 
No voy a dar ninguna sorpresa a nadie dando mi opinión. Pero ahí va: Sí. Pienso que en educación hay machismo todavía. En esta tierra nuestra, que abandera libertades, y en este siglo futurista, donde se comprenden las potencialidades y capacidades de cada cual, seguimos aceptando roles de antaño, y sintiéndonos seguros en una zona de confort de ese lugar anclado en el tiempo, donde la mujer acata bien el gobierno del hombre, y por su parte, el hombre ejerce bien su trabajo desde una perspectiva superior.
 
Hay un Techo de cristal (o Glass ceiling barriers, como primeramente se denominó en inglés) que marca el camino laboral de las mujeres. Factores intrínsecos, tanto de ellos como de ellas, afectarían esta condición de subordinación.
 
Teniendo en cuenta el arquetipo femenino y masculino que se ha instaurado en las sociedades desde que el homo-sapiens es humano, podemos comprobar cómo se mantienen esos perfiles en rasgos generales en el tiempo. Siguen estando muy presentes, muy marcados y muy inculcados. Primero desde la propia familia, y posteriormente, en la escolarización reglada.
 
Las mujeres, por lo general, siguen siendo menos ambiciosas que los hombres. Se resignan a destacar lo menos posible y se colocan, por ellas mismas, en peldaños donde puedan ejercer su profesión sin tener que ejercer un mandato que desestabilice su mente sometida por siglos a la presión varonil. Por otra parte, las hay más aventureras, que quieren descubrir ese mundo mágico que escapa a su situación de confort. Pero muchas no llegan lejos, por muy válidas y currantas que sean, pues ese Techo de Cristal marca la meta del género femenino.
 
Por otro lado, y también generalizando, vemos que los hombres se muestran más satisfechos profesionalmente cuando suben esos peldaños. Para ellos no hay Techo de Cristal, por lo que entienden que deben subir para triunfar. Muchos "machitos" suelen creer que de "ellos" debe ser el poder. Otros, al verse respaldados, tanto por hombres como por mujeres, ni se cuestionan preguntas como: ¿Estoy aquí porque yo lo valgo? ¿O he llegado hasta aquí porque soy varón?
 
Sí que es verdad que hay grandes educadores varones que, para mi pensar, ejercen muy correctamente su cargo de dirección. Y el centro funciona especialmente bien. Yo no los quitaría de su silla en próximas elecciones, pues he visto que todo marcha sobre ruedas. Y sí, votaría que sigan ahí. Pero claro... De este modo, no doy pie a conocer cómo lo haría una candidata que quiera el cargo, por lo que yo misma estaría fomentando ese machismo incorporado al mundo educativo.
 
Difícil solución a este mundo educativo de desigualdad de géneros.
 
Se ven las desigualdades mucho antes de hablar del cargo directivo... ¿Por qué hay tan pocos chicos que estudien para trabajar en Educación Infantil? ¿Acaso quedaría mal dedicarse a estas labores tan femeninas? ¿Tal vez los padres del alumnado infantil podrían desconfiar de ellos? ¿La meta quedaría corta al dedicarse a esto siendo un "hombre"?
 
Igual debemos empezar a trabajar la igualdad de géneros desde la mismísima infancia. ¿No os parece? Pero de verdad. Incorporando esta premisa a cada paso aprendido. No sólo en plan hacer un taller al respecto... Familias, alumnos, y nosotros mismos, los docentes, tenemos mucho camino que recorrer para poder luchar contra estas situaciones de desigualdad por género. 
  • Podemos usar dibujos y fichas nuevas en Educación Infantil, combinándolas con lo que se ha usado siempre... Se puede colorear un papá cuidando a su bebé, una conductora llevando su camión, una doctora trabajando codo con codo con un enfermero...
  • En Primaria, se pueden comentar noticias donde se compruebe el machismo y la desigualdad, y entre todos idear cómo combatirlo.
  • En Secundaria se pueden convocar asambleas donde todos aporten su mirada crítica contra el machismo. E, igual que se nos ha dado esta oportunidad de aportar ideas a nosotros los docentes, que sean ellos mismos los que las piensen y debatan.
  • Cuando se hagan las votaciones para delegados de clase, deberíamos explicar minuciosamente que un cargo se otorga porque se confía en las capacidades del candidato para ejercer de representante de todos los compañeros. No se debe votar nunca por amiguismo, ni porque se es chico o chica. Aquí se puede trabajar mucho el tema de igualdad de oportunidades, atendiendo sólo a los valores que tiene el elegid@, remarcando que tanto ellos como ellas pueden valer.
Podemos intentar entre todos frenar el machismo tan inculcado en nuestra sociedad. Ardua tarea, pero, con constancia, ganaremos tod@s.
 
Finalizo mi artículo dando las gracias a todos esos hombres y mujeres que luchan, ya sea desde sus puestos de trabajo, como desde su vida personal (bien siendo padres, amigos, etc.), para facilitar  la igualdad de derechos de las mujeres. Eso beneficia a toda la sociedad, pues acabaremos siendo siempre orientados y gobernados por el más competente, ya sea por un buen o por una buena profesional.
 
 
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