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Formación profesional dual: aprender de los que saben

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David Domínguez Arús, Coordinador de Formación Profesional dual de la Fundació Pere Tarrés (Barcelona)
La crisis económica de los últimos años deja en nuestro país una tasa de desempleo juvenil francamente alarmante no sólo por lo que supone para nuestros jóvenes menores de 25 años sino también por la diferencia que pone de manifiesto cuando se la compara con las cifras  que afectan a otros estados miembros de la Unión Europea. En España dicha tasa se acerca al 49,6%,  mientras que en países como Austria como un 10,1% o en Alemania con un 7,2% el impacto del desempleo juvenil cobra otro cariz.

Siguiendo las recomendaciones de la propia Unión Europea,  que considera la formación profesional como un pilar central del sistema educativo de los estados miembros, y a la luz de los éxitos cosechados en Alemania, Suiza o Austria, hace escasos años (noviembre de 2012), las autoridades educativas pusieron en marcha una nueva modalidad de ciclos formativos: nacía así la Formación Profesional (FPT) dual.

Entornos colaborativos para la formación y el aprendizaje

La experiencia se había llevado a cabo con anterioridad en otros países de la Unión Europea y sus resultados constataban que la creación de entornos colaborativos para la formación y el aprendizaje eran sumamente eficaces, no sólo en la lucha para reducir el desempleo juvenil sino también en el afán de dar un nuevo impulso competitivo al tejido empresarial nacional. Quedaba pues manifiestamente claro que la implantación de nuevos modelos e itinerarios educativos no podía proceder solamente de los propios centros o de las administraciones nacionales y/o autonómicas; era imprescindible sumar esfuerzos con las empresas, los agentes sociales y las cámaras de comercio. Todos debían comprometerse con el futuro de sus jóvenes y con la calidad de sus próximos empleados.

La alternancia conciliadora

La FP dual se realiza en un régimen de alternancia entre el centro escolar y la empresa, estableciéndose un número de horas o días de estancia en éstas últimas para que el alumnado pueda realizar algunos aprendizajes "in situ" -en la línea marcada por el "aprender haciendo"-. No se trata en modo alguno de una ampliación de la FCT (formación en centros de trabajo – ampliamente conocida como "prácticas en la empresa"- que ya se incluían en el currículum de los ciclos formativos de grado medio y superior. Sino que se trata de una conciliación entre el sistema educativo y el sistema productivo, al tiempo que constituye un elemento facilitador de la transición entre ambos, reforzando  la posición y la responsabilidad social de las empresas al convertirlas en actores clave, protagonistas en la formación de las futuras generaciones de trabajadores. No en vano, las pymes representan el 90% del tejido productivo y son responsables del 70% de las contrataciones que se producen.

Feed-back para la mejora del desempeño

En la FP dual, las empresas se transforman, pues, en agentes formativos de primer orden poniendo a disposición de los alumnos-trabajadores su idoneidad operacional (el conocimiento real de los aprendizajes y competencias que corresponden a un determinado perfil laboral) y su idoneidad técnica (en cuanto a los modelos de producción y organización eficaces). Por ello, a través de la figura clave que supone el tutor/a de empresa, el sistema productivo puede contribuir a la mejora de los contenidos, procedimientos y actitudes que transmite el sistema educativo, permitiendo a la administración y a los centros educativos adaptarse a las necesidades reales del mundo laboral para el que están formando a sus alumnos.

Por otro lado, el alumnado asume el rol de empleado tanto a nivel de derechos como de obligaciones. En este proceso, una vez más, resulta imprescindible la figura del tutor o tutora de empresa que asumirá las funciones de guía, motivador y facilitador del aprendizaje.

El éxito de una fórmula

El éxito de la fórmula estaría formado por diferentes elementos clave: centros educativos que reciben feed-back del tejido empresarial para adecuar y mejorar sus enseñanzas; empresas que participan en el proceso de formación de sus futuros trabajadores aportando toda su cultura y experiencia, incrementando su responsabilidad social y su compromiso; Alumnos-trabajadores que adquieren sus conocimientos y desarrollan sus competencias en un entorno cooperativo y conciliador; y, finalmente, un efecto múltiple: la disminución de la tasa de desempleo juvenil, el impulso de la competitividad de las empresas al disponer de trabajadores con una formación óptima y la equiparación con los países líderes de la Unión Europea. Es todo lo que ofrece la nueva FP dual.
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