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¡He encontrado trabajo! ¿porqué? ¡conozco, sé hacer y quiero!

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Javier Carboneras López, Técnico en Orientación e Inserción Profesional de la Fundación Florida (Florida Universitaria) (Valencia)
Las personas en general siguen teniendo dificultad para encontrar trabajo, y especialmente el colectivo de jóvenes, que no acaba de entender el actual modelo económico impuesto por la crisis económica, social y laboral. Seguimos condicionados/as por  nuestros antecedentes, en un contexto en el que para encontrar trabajo no había tantas barreras o al menos eran sustancialmente diferentes.
 
El mercado laboral es muy dinámico y cambiante. Tener información sobre las tendencias actuales y de los sectores que generan empleo es básico para situarnos en la realidad del mundo del trabajo y  beneficiará en el momento de fijar los objetivos profesionales.
 
Entre las principales barreras que obstaculizan la búsqueda de empleo se encuentran:
 
El Desconocimiento: La escasa información sobre recursos o herramientas para enfrentarse al mundo laboral impide haber desarrollado estrategias claras a la hora de buscar empleo.
 
La escasa Orientación Laboral formal: La mayoría de los/as jóvenes no han recibido ningún tipo de asesoramiento en la búsqueda de empleo y orientación profesional. Aquellos que sí lo han hecho habitualmente lo hacen a través de la  orientación informal (amistades, familia...)
 
La Incertidumbre: El sentimiento de inseguridad que produce la sensación de falta de ofertas de empleo u oportunidades por parte del mercado.
 
La falta de Experiencia Laboral: entre los/as más jóvenes se traduce en "nunca he trabajado, luego no sé cómo me podré desenvolver profesionalmente en una empresa real…"
 
Actualmente superar todo aquello que obstaculiza una búsqueda eficaz y efectiva de empleo pasa por:
  • Identificar cuáles son esas barreras y encontrar la forma de superarlas.
  • Aprender a vender todo el potencial, personal (actitudes) y profesional (puesta en práctica de los conocimientos que hacen de la persona un/a gran profesional y que le diferencia del resto, "personal branding")
  • Utilizar adecuadamente las herramientas de búsqueda así como los canales de acceso al empleo.
Para empezar debemos fijarnos en la "individualidad", no caer en el error de creer que todas las personas somos iguales.  Las barreras son personales, por lo que el cómo superarlas también es muy personal y así cómo explotar nuestros puntos fuertes, que dependerá del "cómo" se utilice la estrategia de búsqueda. Si hacemos lo que todo el mundo hace, obtendremos los mismos resultados, sin diferenciarnos, y eso es precisamente lo que no tenemos que hacer. Rompamos estereotipos y venzamos a las frases tipo "es que me han dicho, es que le ha pasado, es que…" Los/as "esqueistas" deben empezar a reformular positivamente su actitud frente a la búsqueda y ver una oportunidad donde aparentemente se plantea un problema ante la consecución de un determinado puesto de trabajo.
 
El primer paso consiste en autoconocerse, ser crítico/a con uno/a mismo/a, y así poder construir un listado de aspectos positivos junto con otros que se manifiestan en nuestra contra y que reformularemos positivamente. Con este ejercicio tendremos nuestro primer argumentario de venta personal. ¡Ya sé cómo soy! El "speech" es necesario para saltar la primera barrera en la carrera de obstáculos de la búsqueda activa de empleo. Tengamos en cuenta que en función de a quién dirijamos nuestra venta, elegiremos aquello que más nos interese, todo no vale. Para venderse hay que conocerse.
 
Una fórmula mágica: Saber, saber hacer y querer.
 
El saber: referido a los conocimientos teóricos, técnicos o específicos de cada profesión,  por sí mismos necesarios, pero no suficientes para conseguir el éxito.
 
Saber hacer: Las personas tienen que demostrar su "saber hacer". Esta es  otra barrera que se encuentra una persona en el proceso de selección.
 
Se hace necesario, por lo tanto, a modo de porfolio, llevar a cabo un ejercicio de recopilación de todo aquello que forma parte de la puesta en práctica de aquellos conocimientos teóricos que se tienen. Lo que llamamos aprendizaje significativo, tratar de saber relacionar el conocimiento actual con conocimientos anteriores, con la propia experiencia, situaciones reales…
 
También se añadirá todo aquello que la persona sepa hacer, lo haya aprendido en el contexto educativo, social, personal, etc. y que por lo tanto forma parte de su bagaje profesional, de su buen hacer. Por ejemplo: si has aprendido a organizar y coordinar equipos porque formas parte de una asociación de monitores/as de tiempo libre, lo incluirás como experiencia ya que habrás puesto en prácticas competencias que después puedas extrapolar y desarrollar en cualquier otro contexto o trabajo.
 
Querer: Si tienes el conocimiento teórico, sabes ponerlo en práctica pero la actitud, es decir, la predisposición para llevar a cabo ese trabajo no es la adecuada, esto quiere decir que realmente no estás interesado/a. La voluntariedad es condición para emprender. Querer es un elemento imprescindible y necesario.
 
Los/as jóvenes son agentes de cambio, controlan los recursos que están a su alcance, tienen grandes capacidades y están presentes en muchos ámbitos. Pero ¿lo saben? ¿Explotan todo su potencial? ¿Utilizan esos recursos a su alcance adecuadamente? Algunos aspectos a tener en cuenta:
 
En primer lugar hay que ser consciente de todo lo que puedes aportar. Extraer de cada persona todo aquello que sabemos hacer y no somos conscientes de ello. Una herramienta muy útil y que está basada en la metodología utilizada en coaching individual.
 
El mercado laboral es cambiante y por ello los/as más jóvenes deben crear nuevos modelos de implicación activa y participación a través del compromiso, emprendiendo por cuenta ajena, por cuenta propia o de manera solidaria. Todo aquello que aporte valor a la sociedad.
 
La tendencia actual y como una interesante propuesta giraría en torno al término cooperativismo, una metodología basada en el trabajo en equipo de todas aquellas personas que buscan un empleo, donde cada participante adopta un rol y aporta valor con su saber hacer, poniéndolo a disposición del resto de compañeros/as. Con esta red colaborativa se van cumpliendo los objetivos individuales y del equipo,  fortaleciendo y reforzando la idea de que con ayuda los objetivos son mucho más alcanzables. Más resultados y en menos tiempo.
 
En estos casos el nivel de empoderamiento aumenta desorbitadamente al desaparecer el sentimiento de soledad frente a la búsqueda. Aumenta la motivación y se genera mayor cantidad de ideas, propuestas de solución, formas diferentes de hacer las cosas, puntos de vistas dispares que enriquecen al grupo de personas las cuales persiguen un objetivo común: el empleo.
 
Otra fórmula para empoderar a la población más joven consiste en sensibilizar en la necesidad de participar activamente en acciones solidarias y/o de voluntariado, actividad que influye positivamente en la sociedad y cuyo esfuerzo se  ve recompensado tanto personal como profesionalmente ya que los/as futuros/as empleadores/as reconocerán el trabajo realizado.
Todas estas acciones van configurando una nueva forma de relacionarse, de darse a conocer en el mercado de trabajo, nuevas estrategias alineadas y que influyen en la transformación del mercado laboral.
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