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La energía ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma

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Belén Casal Casas, Orientadora educativa de la Escuela Universitaria Exitae. Grupo MasterD (Zaragoza)
Y esto es precisamente lo que necesitan nuestros jóvenes para encontrar su lugar en el mercado laboral, transformarse.
 
Está claro que hoy en día no es formación lo que falta, la oferta es amplia, tanto desde la formación oficial como desde la no formal.
 
Entonces, si hay oferta suficiente y contamos con una generación de jóvenes hiperformados, ¿Por qué no encuentran su lugar en el mercado laboral? ¿Qué barreras se lo impiden?
 
Sin ninguna duda, los moldes.
 
Voy a intentar explicarme. Imagínate que te encuentras ante un problema y no eres capaz de encontrar la solución. Por más vueltas que le has dado, no lo consigues. De pronto planteas el problema a un niño y en pocos segundos, sin mucho tiempo y sin grandes planteamientos, ofrece una solución que, siendo honestos, es sencilla, no es una mala.
 
 ¿Qué ha pasado? Simplemente que él todavía no ha adquirido los moldes rígidos con los que nosotros acostumbramos a gestionar cualquier conflicto, sea del ámbito que sea, que él todavía es capaz de pensar de forma libre y creativa, sin trabas, sin obstáculos, sin barreras, por eso le resulta tan fácil encontrar la solución, porque puede ver el camino claramente, sin los obstáculos que generalmente añadimos los adultos.
 
Y en la formación sucede lo mismo. Nuestros jóvenes estudian y estudian con la ilusión de poder diferenciarse y encontrar su lugar en el mercado, pero siguen sin conseguirlo porque se forman, pero no se transforman, no rompen los moldes.
 
Si nos paramos a pensar solo un instante quiénes salieron airosos en medio de esta crisis lo veremos claro: los emprendedores. Ellos supieron encontrar su hueco gracias a sus conocimientos, por supuesto, pero gracias también a que dejaron de lado aquellos moldes rígidos que imponían la educación y los mercados, y que hasta ese momento habían resultado eficaces. Ellos supieron, en definitiva, transformarse y gestionar de otra manera el conocimiento. Como no encontraban trabajo, se lo inventaron.
 
Y este debe ser el objetivo de la formación: dotarnos de los conocimientos teórico-prácticos necesarios para el desempeño eficaz de una profesión, pero también de las habilidades sociales e interpersonales necesarias para ser capaces de gestionar de forma adecuada cualquier situación, por difícil que sea, para ser capaces de romper el molde, de transformarnos y adaptarnos.
 
La energía ni se crea si se destruye, simplemente se transforma y con la formación sucede lo mismo, el auténtico aprendizaje es el que consigue una transformación en el individuo que lo recibe. En MasterD el departamento docente también se ha transformado y ha cambiado para aplicar una práctica docente cada vez más dinámica en la que el auténtico protagonista es el alumno, porque es su participación e implicación la que le garantiza el mayor rendimiento académico y el éxito profesional. Aprendemos jugando, sin moldes estrictos que dejen fuera ningún conocimiento, competencia o habilidad, y también aprendemos desde la Orientación a gestionar nuestras emociones porque es la suma de todo el conjunto la que nos permitirá alcanzar la maestría en nuestro trabajo y el bienestar personal.
 
Estamos convencidos de que esta formación integral de conocimientos y habilidades es la que permitirá a nuestros jóvenes empoderarse y ocupar el lugar que merecen en el mercado laboral, porque solo lo conseguirán los que mejor se adapten, los que sepan transformarse, en definitiva, los que hayan desarrollado las habilidades y competencias necesarias para adaptarse y transformarse con el objetivo de tener cabida, sin empujones, en el mercado laboral. Y esto se consigue desde la Orientación educativa.
 
La energía, ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma, la formación no formal, también, MasterD, también.
 
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