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Nuevas metodologías de aprendizaje centradas en la persona

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Teresa de Dios Alija; Francisco Loro Fernández; Stefano Cazzanelli. Responsables del Instituto de Innovación de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid
Según las investigaciones y las actividades llevadas a cabo por el Instituto de Innovación de la Universidad Francisco de Vitoria, estamos cada vez más convencidos de que la persona tiene que ser el fundamento último de cualquier actividad educativa. Esta idea tiene que servir además cómo piedra angular para la selección e implementación de un nuevo modelo pedagógico, la adaptación de las metodologías docentes a los propósitos de una formación integral centrada en la persona y el aprovechamiento de las nuevas oportunidades que nos ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC´s).
 
Estamos convencidos de que la transformación de los modelos pedagógicos puede determinar el verdadero progreso y, por lo tanto, la verdadera innovación solo en la medida en que los elementos metodológicos estén arraigados y dirigidos por un fin determinado. En otro caso estaríamos hablando de mera novedad, cuya finalidad estriba únicamente en la implantación de un sistema diferente al tradicional.
 
En la UFV pensamos que solo una formación y una innovación inspirada en el desarrollo de la persona - es decir, un sujeto único e irrepetible que, sin embargo, comparte con los demás el anhelo por la verdad - puede generar una universidad que realmente eduque, es decir:
 
a) exalte a los agentes universitarios (estudiantes, docentes y gestores) en todas sus dimensiones, sin concebirlos como monadas individuales o, por lo contrario, como elementos anónimos de un colectivo;
 
b) fomente el estudio y la investigación en cuanto intentos de respuestas a la exigencia de verdad y de sentido que todo hombre por naturaleza tiene, evitando fines parciales, aunque necesarios, como por ejemplo el éxito o el empleo;
 
c) inserte la universidad en su propio entorno, impulsando la simbiosis entre los diferentes actores sociales, en primer lugar las empresa y las familias. De esta forma la universidad se presentará como agente de responsabilidad social evitando la auto-referencialidad y el aislamiento endógeno hoy en día cada vez más frecuente.
 
Las principales dificultades que obstaculizan la implantación de este modelo educativo centrado en la persona estriban en cierta reticencia por parte del profesorado en recuperar el verdadero sentido del concepto de persona captando todas sus potencialidades a nivel pedagógico. El concepto de persona, de hecho, ha sufrido a partir de la época moderna una devaluación que ha desvirtuado su potencial, asimilándolo a otras nociones de menor envergadura antropológica como hombre, individuo o sujeto. Esto implica que a menudo se utiliza el de persona como un concepto clave en las facultades de humanidades a nivel de contenidos impartidos, pero raras veces se capta su fuerza trasformadora en el ámbito pedagógico en todas las áreas del conocimiento.
 
Dos ejemplos de metodologías educativas que tienen como fundamento la centralidad de la persona y que se han implantado a lo largo de los últimos años en las aulas de la Universidad Francisco de Vitoria son a) el trabajo colaborativo en dinámicas grupales para la facilitación del aprendizaje1 y b) flipped classroom.
 
La primera metodología consiste en poner en marcha estrategias de activación, juegos de roles y dinámicas que impliquen el aprendizaje integral de una determinada cuestión, aprovechando de todas las áreas del cerebro. Gracias a estas actividades el estudiante pasa a ser el verdadero protagonista de la actividad educativa y se transforma de espectador y receptor pasivo del proceso educativo a participante y colaborador activo. Además, todas estas actividades están pensadas no solo para que el aprendizaje se haga más ameno sino, sobre todo, para que el alumnado desarrolle su espíritu crítico dialéctico ya que en todas ellas tendrá que discutir los resultados aprendidos con los compañeros y con el docente y, en algunos casos, tendrá que ponerlos a prueba y explicarlos a los demás.
 
Ejemplos de estas dinámicas grupales son:
 
a) juego de las palabras desordenadas - el formador imprime una serie de definiciones en gran tamaño y las corta en frases o palabras, mientras los estudiantes tratan de trabajar en grupo para volver a ordenar las palabras;
 
b) mezclar y combinar - los estudiantes apuntan en un tablero todas las ideas que se le ocurren para la solución de un problema determinado. A esta fase de "brain storming" sigue una fase de debate de las propuestas en la que se procede a una criba de las ideas, separando las funcionales a la solución de las que, en virtud de la crítica, se han demostrado inviables;
 
c) aprendizaje por estaciones - se colocan varios rotafolios a lo largo de la clase con en cada uno un tema a tratar. Los alumnos se organizan en grupos y en un tiempo limitado tendrán que debatir cada uno de los temas pasando progresivamente por todos los rotafolios. Finalmente, todos los grupos tendrán que contestar a las preguntas clave que el docente planteará acerca de cada rotafolio.
 
En consonancia con lo que afirmó el psiquiatra William Glasser "aprendemos el 10% de lo que leemos, el 20% de lo que oímos, el 30% de lo que vemos, el 50% de lo que vemos y oímos, el 70% de lo que discutimos con otros, el 80% de lo que probamos y el 95% de lo que enseñamos a otros"- esta nueva metodología transforma el estudiante de aprendiz pasivo a protagonista de su propia formación. El foco de atención en las aulas se traslada de las cátedras de los docentes a las personas de los estudiantes.
 
La segunda metodología hace si cabe aún más evidente el cambio de paradigma que necesita un tipo de educación centrada en la persona del estudiante. Gracias a esta didáctica el proceso educativo ya no es un movimiento del docente al estudiante sino un proceso llevado a cabo por el estudiante mismo mediante la búsqueda y la síntesis de la información facilitada por el docente.
 
A esta transformación corresponde además un cambio en el proceso de evaluación: el momento educativo y el de evaluación ya no son separados sino que se entrelazan continuamente en la medida en que los votos sirven ahora como elemento de promoción y diagnóstico del aprendizaje y ya no como simple monitorización del grado de conocimiento adquirido por el alumnado.
 
Los docentes que han aplicado en sus aulas esta metodología han comprobado un aumento del grado de participación positiva de los estudiantes, los cuales no se limitan a buscar las respuestas correctas a unas preguntas planteadas por el docente sino que empiezan ellos mismos a dar más énfasis en la generación de mejores preguntas y en el aprender de los errores.
 
El hecho, además, que las pruebas estandarizadas cedan el paso a una evaluación continua y directa llevada a cabo por los estudiantes mediante rúbricas, prácticas, portfolios, trabajos, etc. hace que el docente pierda cada vez más su rol de "supervisor" llegando a ser un "colaborador" y "facilitador" del aprendizaje.
 
Por último, el flipped classroom favorece un enfoque interdisciplinar y la elaboración de una cultura cooperativa de ayuda recíproca entre los estudiantes siendo estos dos aspectos fundamentales del concepto de persona y de formación integral.

Nota al pie:

1. Esta primera metodología educativa es el fruto del trabajo de innovación llevado a cabo por Pablo Garrido Pintado, profesor doctor en el grado de publicidad en la Universidad Francisco de Vitoria y recopilado en P. Garrido Pintado, "Estrategias de facilitación del aprendizaje aplicadas en el ámbito de las Ciencias de la Comunicación" en De Dios Alija, T., Loro Fernández F., Cazzanelli S. (2015)  Aprender a enseñar a aprender. Madrid: Editorial UFV, pp. 69-72 (en impresión).
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