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Apps en Educación

Artículo de opinión

  • 29/04/2015

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Mari Paz Berzosa Tejero, Ingeniera Superior en Informática y docente de ciclos formativos en el Centro de Formación Altaviana (Valencia)
En los últimos años hemos podido observar cómo las llamadas nuevas tecnologías han irrumpido en nuestra vida diaria transformando no solo nuestra forma de concebir el entorno que nos rodea, sino también el modo de interactuar y relacionarnos con el mismo. Así, la plena aceptación de nuevos dispositivos electrónicos ha modificado por completo nuestras comunicaciones, la manera de acceder a la información o incluso la gestión de nuestro tiempo de ocio. Ésta no es una revolución nueva, no obstante; pues se trata de un proceso que lleva desarrollándose varias décadas, si bien existen todavía ciertas áreas de la sociedad que se resisten a la implantación de dichas nuevas tecnologías, como puede ser el ámbito educativo.
 
Decía Marshall Mcluhan, profesor y ensayista de la Universidad de Stanford (California, Estados Unidos), en su más que célebre formulación acerca del estudio de la comunicación social, que "el medio es el mensaje", dotando así de importancia al canal por el cual es conducido y entregado aquello que se quiere comunicar. Las teorías de Mcluhan, si bien cabe contextualizarlas en la época en que se desarrollaron –la década de los sesenta, hace ya medio siglo-, y no se debe olvidar las reformulaciones y las réplicas que han recibido a lo largo de estos años, sí que podrían suponer un primer acercamiento al tema que se pretende tratar en el presente estudio: ¿de qué manera el uso de las nuevas tecnologías en el aula afecta y modifica el desarrollo de la enseñanza y el proceso de aprendizaje?
 
El principal tema de este artículo pretende centrarse en el uso de nuevos dispositivos electrónicos en el entorno educativo. La reciente democratización en el uso de las Apps Educativas y el creciente mercado en el desarrollo de aplicaciones específicas para las mismas –apps- han servido para que un gran sector de la población, cuyo contacto previo con las nuevas tecnologías y el uso de la Red se reducía a niveles mínimos o inexistentes, hayan implantado estos dispositivos como parte de su vida cotidiana. La comodidad, el ahorro económico o la instantaneidad en las comunicaciones son solo algunas de las razones por las cuales se ha podido producir esta masiva aceptación de las Apps Educativas por parte de la sociedad. ¿Y en el aula? Si bien es cierto que en el entorno familiar y laboral no es de extrañar el uso diario de dichos dispositivos, como ya hemos apuntado, el entorno educativo nos muestra una faceta completamente distinta: la marginalización de dichos recursos electrónicos y el uso relegado en las clases de informática, siendo éstas optativas en muchas ocasiones.
 
Si bien es cierto que existe una gran desconfianza en el seno del profesorado a la hora de variar su metodología educativa en favor de la incorporación de los ya citados dispositivos electrónicos en sus clases, cabría señalar que también se están llevando a cabo numerosas experiencias para tratar de descubrir si la implantación de estos recursos en el aula supondría un detrimento en la calidad educativa o, por el contrario, un gran beneficio a la hora de enfrentarse a las diferentes materias escolares. Algunas de estas experiencias pasan por el uso de las pizarras inteligentes (SMART Boards), que permiten visualizar contenidos multimedia al mismo tiempo que el docente desarrolla su explicación; otras se centran en el uso de las redes sociales y, especialmente, de los blogs y el microblogging, para fomentar el hábito lector y el gusto por la escritura entre sus alumnos; sin dejar de mencionar las experiencias "multiplataforma" que permiten al profesor realizar un seguimiento del trabajo del alumno más allá del entorno del aula.
 
El interés por focalizar el estudio en la Educación nace del contacto previo que se les presupone a los alumnos con dichos recursos y dispositivos: si bien los han utilizado y los conocen, todavía no están familiarizados con su uso en materia educativa como lo podría estar el alumnado universitario, más acostumbrado al uso de aplicaciones virtuales como el Aula Abierta o el correo electrónico. Además, se consigue con el uso de las Apps Educativas implica de manera directa al alumno y le exige un compromiso en el proceso de enseñanza: deja de ser un sujeto paciente de su educación –se limita a escuchar la explicación del docente-, y pasa a ser un sujeto actor en la misma. Además, como apunte interesante, también cabría nombrar en este escenario los sectores colindantes al ámbito educativo que se verían beneficiados a raíz del uso de las Apps Educativas en el aula, como el sector editorial, que abriría nuevos mercados gracias al desarrollo de manuales interactivos, o el sector tecnológico, que recibiría un importante feedback a la hora de investigar en nuevos productos, recursos, dispositivos, suites informáticas y sistemas operativos.
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