El pasado 3 de diciembre se celebró el Día Mundial de las Personas con Discapacidad, promovido por Naciones Unidas. En esta ocasión la jornada se ha celebrado poniendo énfasis en la tecnología, las facilidades que incorpora para las personas con diversidad funcional y las dificultades que tienen algunos colectivos para acceder a ella.Precisamente, la tecnología ha facilitado que muchas personas discapacitadas accedan a la formación superior. IMF Business School ha recopilado la información publicada en este sentido y destaca que los estudiantes con discapacidad matriculados a la universidad crecieron un 10% en 2014. De éstos, el 55% optaron por universidades presenciales y el 45% estudian en centros a distancia (según la Guía de Atención a la Discapacidad en la Universidad 2014, realizada por Fundación Universia)
En cuanto a las personas con discapacidad que cursan estudios de máster, posgrado o doctorado, el informe Universidad y Discapacidad 2014, publicado por el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), muestra que suponen el 9,2% de los estudiantes, duplicándose en los últimos años.
El problema que necesita soluciones urgentes es la integración laboral de las personas con discapacidad. Un estudio de la Fundación Adecco y la consultoría de empleo Capgemini muestra que el 63% de las personas con discapacidad no tiene trabajo ni lo busca, frente al 41% del resto de la población.De todas formas, su contratación ha mantenido una tendencia alcista en los últimos años y se prevé que 2014 cierre con un máximo histórico en el número de contratos a este colectivo.
La baja actividad de las personas con discapacidad se debe a la falta de programas educativos que garanticen una formación igualitaria, a la carencia de recursos específicos para la búsqueda de empleo, a un sistema de pensiones que promueve la inactividad, a las barreras en la propia persona heredadas de clichés sociales y culturales y a barreras empresariales a la hora de contratarlos por culpa de los estereotipos.
