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El Plan de carrera como brújula para marcar nuestro camino profesional

Artículo de opinión

  • 03/11/2014

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Marta López, Coordinadora del Servicio de Orientación y Promoción Profesional de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social; Ana Sesé, Dirección del Área de Inserción Sociolaboral de Formación, Consultoría y Estudios de la Fundación Pere Tarrés
Si estamos ya trabajando o estamos buscando trabajo, debemos plantearnos si tenemos claro dónde queremos llegar. ¿Sabemos en qué ámbito, cargo u ocupación queremos trabajar? ¿Sabemos cuáles son nuestros intereses y motivaciones? ¿Hemos concretado nuestro objetivo profesional?
 
Un buen plan de carrera profesional nos ayudará a marcar nuestro camino para llegar a nuestro objetivo profesional. Aunque el momento presente no sea estable y los cambios socioeconómicos y del mercado laboral nos puedan afectar o sacudir con más o menos fuerza, debemos tener un Plan de carrera y éste puede ir modificándose, corrigiéndose o acotando por nuestros intereses, nuestra situación personal o profesional, por la situación cambiante del mercado aboral, entre otros.
 
Fases en la planificación del Plan de carrera
 
Podemos marcar dos momentos en un Plan de carrera, el primero, su planificación o diseño y, el segundo, su implementación. Para el primero tenemos 4 subfases:
  1. Autoconocimento: debemos definir y concretar nuestros intereses profesionales, nuestras motivaciones, puntos fuertes, puntos débiles, fortalezas y debilidades. Así como identificar nuestras competencias técnicas y competencias clave, y conocer nuestra trayectoria profesional. En este proceso entra el autoanàlisis, pero también podemos tener en cuenta las valoraciones de nuestros contactos y personas cercanas.
  1. Conocimiento del mercado laboral: es necesario conocer los diferentes sectores económicos, las nuevas tendencias y oportunidades profesionales, sobre todo de nuestro ámbito de interés.
  1. Definición del objetivo profesional: cuando ya conocemos nuestro perfil personal y profesional, y tenemos la información sobre las características del Mercado Laboral y sus exigencias competenciales, es el momento de tomar decisiones y concretar cuáles son nuestros objetivos profesionales a corto, medio y largo plazo. Definir en qué ocupación u ocupaciones queremos trabajar, y aquí es donde debemos hacer nuestro balance profesional, que contempla nuestro perfil profesional y su nivel de ajuste a los que pide el mercado laboral. Ahora sabemos dónde queremos llegar pero, ¿nos falta algo? Debemos identificar los desajustes que se producen entre nuestro perfil profesional y los requerimientos del mercado laboral, aquí empieza la 4ª subfase.
  1. Definición del objetivo profesional y plan de acción: identificar y detallar las acciones concretas que nos permitirán conseguir nuestro objetivo profesional y planificarlas en el tiempo. Quizás nos falta alguna formación específica, entonces deberemos elegir la formación o curso más adecuado, o realizar algunas prácticas en un ámbito donde tengamos poca experiencia, etc. O simplemente, organizar nuestra búsqueda de empleo.
Implementación del plan de acción
 
Una vez hemos planificado y diseñado nuestro Plan de carrera, debemos implementarlo, y aquí se inicia la segunda fase. Es importante marcarse diferentes metas o submetas e ir revisándolas. Quizás alguna no la podamos alcanzar, y entonces nos tocará revisar qué podemos hacer para lograrla. Es muy importante el seguimiento y la evaluación porque da sentido a nuestro trabajo y nos permite corregir o mejorar el proceso.
 
Actualmente, en demasiados casos la urgencia de la necesidad pasa por delante de los planes a largo plazo. El momento es apremiante para algunos y cambiante para todos y esto nos obliga a ser flexibles y realistas, saber adaptarnos a las circunstancias y a las exigencias del mercado laboral para poder ajustar nuestro Plan de carrera. Pero si no disponemos de ningún Plan de carrera no sabremos a dónde queremos llegar. O quizás sí que lo sabremos, pero desconocemos cómo alcanzarlo. De esta manera, es posible que no logremos el éxito en nuestro camino porque estamos dejando nuestro destino profesional en manos del azar. Y seguramente siempre es mejor poder marcar nosotros mismos las coordenadas para saber a dónde queremos llegar. Si en algún momento hay que desviarse o parar, al menos seremos conscientes de ello.
 
De esta manera, nuestro camino empieza con el autoconocimiento: quien soy, qué intereses tengo, qué me motiva, qué sé hacer y qué me falta. Dibujando un camino de dónde estoy, a dónde quiero llegar y qué pasos tengo que seguir. Este trayecto no es necesario hacerlo solo: podemos contar con el acompañamiento de un profesional de la orientación laboral que nos asesore en nuestras elecciones, encaminando nuestros pasos y ayudándonos a conducir nuestros objetivos. De hecho, en el ámbito social que es nuestro terreno de intervención, el papel del orientador es una figura clave para llevar a cabo este proceso, para lograr una buena planificación de nuestra carrera profesional.
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