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Por qué cuesta tanto emprender

Artículo de opinión

  • 07/04/2014

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Miquel Bonet, profesor, abogado y autor del libro "Búscate la vida" (Barcelona)
Esta misma semana vamos a impartir, de nuevo, el curso de emprendeduría que diseñamos con el equipo del SAE, de Ubfeina, para ofrecer alternativas laborales  a los alumnos de la Universidad de Barcelona y del que somos pioneros en el país. Desgraciadamente no existe una demanda persistente de aprender esta materia, por parte de los alumnos, sino, por que hemos entendido que tenemos una misión, como educadores y que no es otra, que tratar de acompañar en la inserción laboral de los estudiantes, que han cursado un Programa en nuestra Universidad.

Precisamente, porque somos conscientes que al mundo del trabajo, le preocupa mucho más lo que los universitarios son capaces de hacer con lo que saben, que el  simple saber- para eso tenemos Google- pues, hace más de 20 años  que entendimos que es necesario superar los estudios troncales, porque el mundo de ahí fuera, va a exigir a la nuevas generaciones, capacidad, competencias y una actitud, que obviamente no depende de nosotros, pero al menos, van a tener la oportunidad de conocer el nivel de exigencia y  cierta metodología, ya que  la motivación y las ganas son opcionales.

No obstante, tengo la impresión personal, que este esfuerzo a menudo se disuelve como un terrón de azúcar en el mar, porque falta la fuente inspiradora, que no es otra cosa que los referentes sociales y personales. Hoy por hoy y a tenor de la devaluación de valores y los alarmantes vacíos de nuestro modelo de sociedad, parece difícil que puedan influir en nuestros  alumnos.

Nos llenamos la boca y nos regalamos los oídos, cargando sobre las espaldas de nuestros universitarios la responsabilidad de señalarlos como la generación mejor preparada que jamás ha existido y nos quedamos tan anchos, porque ni siquiera matizamos lo que significa "preparado". ¿Qué es esto? O ¿es que significa la tecnología, la innovación, el ritmo vertiginoso del cambio, cuando se pueden eludir, algunos valores de siempre? Hemos desertado de los métodos tradicionales de aprendizaje, sin otra alternativa. Sobra demagogia, como sobra "masteritis" esta extraña enfermedad que pretende actuar como vacuna, frente a la asunción de  responsabilidad y la madurez, que sólo llega practicando.

No nos engañemos, aplicando un poco de sentido común sabemos que para dar trabajo a más de 5 millones de personas, o a la mitad de nuestros universitarios, sólo hace falta favorecer la creación de empresas y eso supone recuperar el espíritu emprendedor, ayudar a la gente a que supere sus miedos, impulsar sus iniciativas, felicitarlos por los fracasos, porque significan intentos de éxito y  que siempre acaba llegando, porque forma parte del proceso de aprendizaje.

Los docentes, que representan la mayoría de mis lectores, y a los que no tengo que enseñar nada, saben perfectamente que lo que no se consigue con la educación no se consigue de ninguna forma y no sólo por causa de las ambigüedades de los políticos que nos han cambiado 7 veces la ley en los últimos 27 años, sino que el camino que deberíamos hacer juntos padres y maestros, y por tanto, este futuro que  se deviene muy competitivo, complejo y  hasta mareante, debe  vertebrarse sobre unos pilares que empiezan en la primera formación.

Como modesto profesor de comunicación me pregunto a menudo  porqué la gente se expresa cada vez peor. Noto que muchos alumnos, que vienen con los grados, prácticamente finalizados, son incapaces, de expresar y defender una idea, con cierta estructura, pues simplemente,  no están acostumbrados, porque no han practicado el "debate", el discurso , ni siquiera saben defender su criterio –los que lo tengan, claro- porque por desgracia, la ausencia de lectura y la devoción por las Apps, Phones, tablets…..provoca cierta decadencia, también en las formas de expresarse.

Quiero concluir, enfatizando que los grandes discursos que  se publican en los medios, en conferencias , y como no, en muchos debates de tertulianos, normalmente teóricos,  casi siempre, sus recetas apuntan a la innovación, la reinvención personal a partir de la autoconfianza  etc. y yo pienso que todo esto está bien, pero la gente apenas tiene confianza en sí mismo, porque el entorno de corrupción, de deslealtad y de consumismo bestial, no da ninguna confianza y ¿cómo se va a motivar alguien con 600 euros al mes después de pasarse 8 años en la universidad?. Naturalmente que hay que innovar, pero para ello habría que recuperar el sentido de la vida, o sea la misión y la visión y precisamente los educadores tenemos "la misión" de ayudar a nuestros alumnos a descubrir su potencial, a confiar en su talento y si es posible a ser felices, y así ganamos todos.
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