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Las competencias de los maestros excelentes

Artículo de opinión

Algunas comunidades autónomas y la propia LOMCE están trabajando medidas para cambiar el acceso a la formación inicial y continua de los docentes. El objetivo principal es mejorar la calidad de la enseñanza y lograr la excelencia. ¿Qué elementos básicos forman parte de una política educativa excelente? ¿Cómo medimos la calidad educativa? ¿Podemos definir a un maestro excelente y formarlo para que lo sea? En este monográfico hemos querido dar respuesta a estas preguntas.


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Laia Mestres i Salud. Redacción de Educaweb
Uno de los objetivos del sistema educativo y las instituciones escolares es garantizar la calidad en la educación.

La calidad educativa no sólo se limita a la adquisición de competencias básicas. Entendemos por educación de calidad la que facilita los recursos personales, organizativos y materiales ajustados a las necesidades del alumnado; la que gestiona correctamente la institución escolar, innovando y posibilitando la reflexión sobre la práctica docente; la que promueve la participación activa del alumnado y las familias; entre otros aspectos.

Precisamente, en este monográfico sobre maestros excelentes nos hemos querido centrar en las características de un maestro excelente. ¿Qué competencias debe desarrollar? ¿Deben incluirse en los currículums de formación del profesorado, para establecer los procedimientos de acceso y para determinar la política de reconocimiento, apoyo y valoración del profesorado?

La excelencia educativa y la formación del profesorado

¿Qué elementos básicos forman parte de una política educativa excelente? ¿Cómo medimos la calidad educativa? Si definir los estándares que determinan la calidad es complejo, más evaluarla. Actualmente, iniciativas como el Informe PISA o la Evaluación General de Diagnóstico de la Educación (EGD), valoran la calidad educativa en función del rendimiento académico del alumnado puntuado a través de evaluaciones externas.

Estas pruebas resultan útiles para comprobar la situación del rendimiento del alumnado, pero, ¿resultan eficaces para lograr la mejora continua en la práctica educativa? ¿Cómo evaluamos los otros aspectos citados: gestión de la institución, práctica docente, sistema educativo…?

¿Cómo definimos a un maestro excelente?

Miguel Ángel Gallo, Ex Presidente del Consejo Escolar de La Rioja, nos explicaba en una entrevista de 2012 que nunca podremos garantizar la excelencia del profesorado ni de ningún otro sector, pero tenemos que intentarlo. Para ello hemos de lograr que accedan a la profesión los mejores.

En esta línea se enmarcan las iniciativas de algunas comunidades autónomas como Catalunya y Madrid, quienes han elaborado medidas para aumentar la exigencia de los requisitos de acceso a los grados de Magisterio. Para los expertos, resulta fundamental que los mejores aspirantes y los más motivados sean los que accedan a la docencia, iniciando el proceso desde los primeros estadios de la formación, tal y como ocurre en los países punteros como Finlandia. De todas formas, es muy importante la forma cómo se lleva a cabo este proceso, para Xavier Melgarejo, Presidente de la Comisión de ordenación del Consejo Escolar de Cataluña, si subimos la nota de corte solamente, nos vamos a quedar con menos profesores a medio plazo, y tendremos una crisis para poder mantener el sistema. Los progresos los iremos consiguiendo paso a paso, poco a poco, pero con constancia y un plan estratégico bien definido.

Dentro de este plan estratégico, la evaluación es fundamental y debe estar presente a lo largo de toda la vida profesional del docente combinada con la formación continua.

Competencias del profesorado excelente

El estudio "Cómo son y qué hacen los "maestros excelentes": la opinión de los estudiantes" de Mª Asunción Jiménez Trens, Fermín Navaridas Nalda de la Universidad Complutense de Madrid, destaca que los maestros excelentes se caracterizan por su cercanía al alumnado, su sensibilidad, exigencia y entusiasmo, con competencias para la comunicación didáctica, la interacción, la planificación y gestión de la enseñanza/aprendizaje y la evaluación. El artículo obtiene estas conclusiones a partir del análisis llevado a cabo con estudiantes de tercer ciclo de educación primaria y tiene como objetivo aplicar los resultados obtenidos a las enseñanzas impartidas en la facultad de magisterio.

Teniendo en cuenta este artículo y los publicados en el monográfico, destacamos tres compentencias básicas:
  • Comunicación: Sebastià Xambó, Catedrático de Teoría de la Información y la Codificación de la Universitat Politècnica de Catalunya, destaca uno de los aspectos del estudio como el más relevante: la comunicación. Desde su punto de vista, un docente excelente ha de mantener una comunicación sostenida, pertinente y significativa con todos y cada uno de sus estudiantes. Por contraposición, un profesor no es excelente si sus estudiantes tienden a no asistir a clase, si no entregan a tiempo las tareas que han de realizar fuera del aula, o si hay un parte significativa de su clase que se queda rezagada.
  • La interacción y la relación bidireccional es otro punto clave. Los autores del estudio consideran que una buena interacción contribuye a hacer más responsables a los estudiantes, porque comprenden lo que se les pide, se sienten valorados y seguros. En cuanto a la bidireccionalidad, Sebastià Xambó concluye que un maestro excelente no sólo enseña de modo efectivo a sus alumnos, sino que aprende de ellos.
  • Sensibilidad y exigencia: Los autores del estudio destacan que la sensibilidad es percibida por los alumnos como un elemento que facilita el aprendizaje, relacionándola con la atención a las dificultades y el apoyo. Por otro lado y aunque parezca excluyente, la exigencia es un valor tenido en cuenta por el alumnado, quienes consideran que aprenden "más y mejor" y se aprovechan más las clases.
Por último queremos destacar la vocación como elemento diferencial. Para Xavier Melgarejo, un docente excelente necesariamente ha de manifestar un interés auténtico para trabajar con niños y adolescentes, con una mentalidad abierta y creativa, y una identidad basada en la identidad afirmativa. Si se tiene esta marcada vocación, convertirse en un profesor hábil y competente, pasará inevitablemente por la formación básica y continua.
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