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Identidad digital y redes sociales

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Alfredo Álvarez Rivera. Profesor de Secundaria y Jefe del Departamento de Orientación en el I.E.S. Salvaterra de Miño en Pontevedra. Ex-Asesor Técnico en la Consellería de Educación de Galiza
Algunos amigos de mi hijo de nueve años, de su misma edad, ya tienen smartphones  o teléfonos inteligentes. En nuestro instituto, el 80% de nuestro alumnado de 1º de la ESO tiene acceso a Internet con smartphones, ordenadores y tablets. Todo este alumnado y, en general, cada una de las personas que navegamos por Internet y hacemos uso de las redes sociales, tenemos nuestra identidad digital. Pero también muchas de estas personas, sobre todo si son tan jóvenes como nuestro alumnado, hacen una diferenciación errónea entre su mundo digital y su mundo real. Tal distinción no existe ya que no tenemos un mundo virtual y otro real, ambos son reales y lo que hagamos en el virtual tiene consecuencias, a veces muy negativas, en el real.

Podríamos decir que nuestra identidad digital es lo que Internet dice de nosotros tomando como base, entre otros elementos, nuestros comentarios, fotos, contactos, perfiles o contenidos disponibles en la red. Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que nuestra identidad digital va a durar casi lo que Google quiera, dejando un rastro de consecuencias, positivas o negativas, pero siempre en nuestra vida real. Incluso, y es uno de los riesgos  claves, podemos tener una identidad digital que puede haber sido creada por otras personas o por nosotros mismos pero sin ser conscientes de ello. Por esto, muchas personas estudiosas de este tema están advirtiendo reiteradamente, desde hace ya cierto tiempo, que uno de los grandes desafíos del uso de las TIC en la próxima década será el de la privacidad.

En el caso concreto que nos ocupa, nuestro alumnado joven suele tener muchos problemas para diferenciar entre su identidad digital y la analógica. Les cuesta mucho, por falta de formación en este campo, ser conscientes de que su identidad digital les acompañará toda su vida y que existe un porcentaje mínimo de riesgo, en comparación con los grandes beneficios, en el uso de Internet y las redes sociales. Tampoco van ser muy capaces ni del todo conscientes de las repercusiones y consecuencias de algunos de sus actos en las redes sociales como, por ejemplo, la suplantación de identidad o  el subir contenidos inadecuados a la red. A día de hoy ya estamos sufriendo en muchos institutos el ciberbullying o acoso entre iguales en las redes sociales, el sexting o envíos de contenido o temática sexual y el grooming o engatusamiento y acoso sexual. También estamos detectando bastantes casos de ciberadicción en alumnado que necesita, cada vez más, estar conectado muchas horas al día y si no lo puede estar aumenta mucho su ansiedad. Por otro lado, somos muy conscientes de que la tecnología es una gran herramienta de comunicación en la distancia, pero no debemos olvidarnos de que nuestro alumnado deben "conectar" con las personas más cercanas porque sino el aislamiento social pasa a ser otro de los riesgos en el que pueden caer si abusan, como está ocurriendo en muchos casos, del uso de las nuevas tecnologías. Las familias debemos conocer las amistades físicas y virtuales de nuestros hijas/os y se deben potenciar las relaciones físicas y el contacto social frente a las virtuales.

A modo de resumen, la información que nosotros  y nuestras amistades publicamos y compartimos y la que existe sobre nosotros en la red, conforma nuestra identidad digital que puede estar expuesta a una serie de riesgos como la pérdida de privacidad, ataques a nuestra reputación, permanencia de la información en la red o, incluso, suplantación de nuestra identidad. No es infrecuente llegar a situaciones, a nuestro alumnado le ocurre, en las que no les gusta su imagen en Internet, en las que los comentarios de otras personas les hacen sentir mal o en las que la gente sabe cosas de ellas/os que no quieren que sepan. Por lo cual, a modo de recomendaciones muy genéricas, debemos elegir siempre con mucho cuidado quien va a poder ver nuestros datos y contenidos y configurar las opciones de privacidad en las redes sociales, no facilitar datos personales innecesarios o excesivos, reflexionar bien antes de publicar, subir contenido, usar el sentido común y realizar un seguimiento periódico de nuestros datos en Internet.

Debemos intentar que nuestra imagen en Internet refleje, si es lo queremos, quiénes somos en realidad teniendo en cuenta, antes de publicar información o imágenes, que una vez publicadas perdemos el control sobre ellas. Para saber si hay información nuestra en Internet que desconocemos podemos buscarmos en google (googlearnos) de vez en cuando, no debemos hacer en las redes sociales lo que no nos gustaría que nos hiciesen a nosotros y si cualquier cosa nos hace sentir mal, como antes comentamos, debemos pedir ayuda a nuestra familia y al profesorado de nuestra escuela o instituto. Tenemos que educar, tanto las familias como el profesorado, en la responsabilidad. En Internet no todo vale y debemos hacer llegar a la juventud que tienen el deber de respetar los derechos de las demás personas, internautas o no. Internet no es anónimo y ser menor de edad no exime de ciertas responsabilidades, esto es, aunque sean menores de edad son responsables de las consecuencias de sus actos puesto que el desconocimiento de las leyes no exime del deber de su cumplimiento de las mismas.

Páginas de consulta:

http://www.pantallasamigas.net
http://www.seguridadweb20.es
http://www.netiquetate.com
http://cuidatuimagenonline.com
http://www.protocolo-ciberbullying.com
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