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La vuelta al cole: ¿Se acabó lo bueno?

Artículo de opinión


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Sussy García García. Psicóloga y profesora titular de Recursos Humanos de Foro Europeo, Escuela de Negocios de Navarra
Se escribe y habla mucho sobre el fracaso escolar y es cierto que es un tema que nos debe preocupar, tanto por lo que supone para las familias, como por las consecuencias en nuestro país, donde el incremento se cifra en un 31% según el último informe de la Comisión Europea.

Sin embargo, pienso que lo que estamos dispuestos a hacer para contribuir a solucionar el problema, no es proporcional al tiempo que ocupa en nuestras conversaciones. Una cosa está clara: hay que pasar a la acción.

Hay valores y actitudes como la voluntad y el esfuerzo que inciden directamente en ese éxito tan deseado. Son valores muy deteriorados en nuestras sociedades occidentales donde todo es "gratis" y los niños consiguen lo que quieren casi sin esfuerzo.

Otro de los factores que debe atraer nuestra atención es la desmotivación de los niños para acudir al colegio y estudiar.  No olvidemos que cualquier acción está motivada por la satisfacción de una necesidad, fisiológica, emocional etc. Los niños no tienen razones para ir al colegio y los adultos somos los responsables de que no las tengan.

A menudo lanzamos losas verbales como ¡qué bien!!por fin viernes! un par de días más y dos meses de vacaciones, ¡que bien te lo vas a pasar! ¡se acabó lo bueno, el lunes al cole!

Y para colmo luego nos oyen decir: Ya verás, serás muy listo, sabrás muchas cosas y llegarás lejos, serás un buen médico, arquitecto, abogado, podrás ir a otros países donde hablen inglés. ¿Qué importancia tiene esto para ellos? Lo que es importante o estimulante para nosotros, no lo es para nuestros hijos.

Y este es el momento de echar mano de la empatía y de preguntarnos: qué puedo hacer yo, como padre, para que él tenga esa motivación.

Nuestra cultura está basada en el castigo de aquello que no hacemos bien, más que en el reconocimiento de nuestras virtudes. La motivación para hacer algo implica el reconocimiento por parte de las personas a las que queremos, admiramos y valoramos. Castigamos y reprimimos mucho más de lo que reconocemos. Error.

De los niveles sociedad, familia, sistema educativo, centro docente y alumno, propuestos por Álvaro Marchesi hace unos años en su modelo de explicación del fracaso escolar, creo que la familia y el alumno deber ser nuestra prioridad en este momento.

Considero que el profesorado hoy, está más preparado que nunca y las metodologías de aprendizaje van por buen camino, al menos hasta ahora. Siempre hay aspectos que mejorar, como el desarrollo de la inteligencia emocional, nuestra asignatura pendiente. La formación de los niños en esta materia contribuiría positivamente al éxito escolar.

Creo que  la pieza clave del puzzle es, sin duda, el apoyo de los padres. Y no es que los padres no tengamos actitud de apoyar, todo lo contrario, es algo natural, lo hacemos siempre, con la mejor voluntad, pero no lo hacemos muy bien. Nadie nos ha enseñado a esto.

Demos a nuestros hijos razones cercanas a sus intereses para que puedan entender por qué van al colegio. Pasemos a la acción. Tenemos tarea: hay que reforzar cualquier evolución por pequeña que sea, celebrar los esfuerzos cotidianos, no esperar a los extraordinarios, subrayar en qué es bueno nuestro hijo. Conseguir las cosas ha de tener  un "precio" basado en su esfuerzo y en su trabajo, para lo que también deberemos explicar que, en ocasiones, hay que hacer algo que no nos gusta. Eso sí, incluir la recompensa que tiene para ellos a corto plazo. Y, sobre todo, tengamos siempre en cuenta que nuestro modelo no es el suyo y que no es peor, es diferente.
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