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Eugenio Astigarraga. Coordinador de los Grados de Educación. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Mondragon Unibertsitatea (Guipúzcoa)
1.- Algunas tendencias actuales

Las tendencias demográficas actuales señalan que la población joven va a seguir decreciendo, a la par que aumentará la población mayor. Por otra parte, si bien desde finales del siglo XX el estado español se ha visto beneficiado por una creciente corriente migratoria, que ha aumentado la población total española a la par que la ha rejuvenecido, la crisis económica de estos últimos años no sólo ha frenado el flujo migratorio, sino que, incluso, ha llegado a revertir  la dirección del mismo. En resumen, la población del estado español se hace más vieja.

Así mismo, al amparo de la crisis económica, en el ámbito educativo se van dictando medidas tales como el aumento del número de alumnos1 por aula, la reducción de medidas de apoyo y diversificación, el atraso en la jubilación, el alargamiento del periodo para cobertura de bajas… que no sólo ponen difícil la continuidad en su trabajo de muchos docentes, sino que también ponen en cuestión la posibilidad de que los egresados de las próximas generaciones tengan acceso al trabajo en el ámbito para el que se han formado.

Si a todo lo anterior añadimos la falta de regulación y control entre oferta y demanda, es previsible anticipar que en un periodo relativamente corto se sature la demanda de lo que ha sido tradicionalmente el puesto de trabajo de los egresados de Magisterio, el aula en la formación reglada.

A tenor de las tendencias que se observan en nuestro ámbito de actuación -País Vasco / Euskal Herria- lo dicho podría presentar una salvedad en el ámbito de la Educación Infantil, ya que la misma tiene todavía espacio para el crecimiento. Ahora bien, ahí se conjugan otros dos factores que hay que tomar en consideración; por una parte, una oferta amplia de los CFGS de Educación Infantil que están teniendo también una exitosa acogida; y, por otra parte, el que en esta situación de crisis es probable que esa etapa educativa 0-6 también quede todavía sin consolidarse totalmente, o, al menos, se quede en la situación actual y no se vaya ampliando hasta lograr una cobertura del 100%, hasta considerarla de carácter obligatorio.

Situándonos ya en lo que es la realidad de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de Mondragon (HUHEZI), podemos observar que en los últimos años, debido tanto a factores externos -coyunturales- como al trabajo interno realizado desde la Facultad (programas renovados, enfoque basado en competencias, multilingüismo, dedicación de los docentes que posibilita el trabajo cercano con los alumnos…) la Tasa de Ocupación de los egresados de HUHEZI ha sido muy alta en la mayoría de las especialidades/itinerarios (entre el 90 y el 100%)2.



Tasa de ocupación HUHEZI
Fuente: Lanbide-Gobierno Vasco (2012)

Ahora bien, y aún teniendo un alto grado de satisfacción con los resultados obtenidos, se hace necesario repensar la formación que en adelante vamos a ofrecer a nuestros alumnos; máxime teniendo en cuenta que es posible que la ocupación -sobre todo, en la educación formal, en el aula- disminuya en los próximos años. Dicho de otra manera, deberíamos pensar en clave de cómo podemos aumentar la empleabilidad de nuestros alumnos. Entendemos por empleabilidad el resultado de la formación que facilita el acceso al empleo; por tanto, si restringimos el empleo al que pueda encontrarse en el ámbito de la formación reglada, es casi seguro que nuestra formación dé por resultado una empleabilidad también restringida y limitada en los años venideros.

Este no es un problema nuevo (en la propia Facultad, entonces Escuela de Magisterio, ya lo vivimos hace unos 20 años), ni probablemente las vías para solucionarlo que puedan proponerse lo serán. Por tanto, a la hora de buscar nuevos espacios en los que pueden desempeñarse satisfactoriamente los docentes, quizás sea conveniente analizar respuestas dadas en otros momentos, con una mirada más actual.

2.- ¿En qué se emplearán los nuevos egresados de los Grados de Educación?

Manteniendo que, si bien no tanta como ahora, pero que seguirá habiendo colocación en el ámbito de la formación reglada, la formación en el ámbito de la educación debería mirar también a otras posibles realidades.

Tenemos por una parte, la elaboración de material didáctico, algo que ya se viene haciendo, pero que es previsible que en la sociedad de la información, y más teniendo en cuenta las posibilidades que las TICs ofrecen cada vez en mayor medida (ubicuidad, movilidad, accesibilidad, "desestructuración" de la propia oferta educativa…) se requieran nuevos materiales con nuevos formatos. Unido a lo anterior, y derivado de ello, es posible que se presenten nuevas necesidades/oportunidades, en el seguimiento y tutorización del uso de esos materiales, si bien esta posibilidad parece ser más evidente en edades posteriores a las de la educación obligatoria.

Otro espacio es el de todos aquellos servicios de tipo educativo no reglado, unidos a instalaciones, equipamientos, instituciones que tienen relación con la cultura, medio ambiente, deporte, tiempo libre… Ya en la actualidad, no son pocas las personas que teniendo una formación en educación se desempeñan en casas de naturaleza, museos, instalaciones deportivas, etc.

Otro campo de trabajo podría ser el relacionado con organizaciones no gubernamentales, y, en particular, con aquellas que trabajan en el ámbito de la educación (bien reglada bien no reglada) en países en vías de desarrollo. Finalmente, un último campo, sería el de la formación reglada en países desarrollados. La demografía puede plantear una posible falta de docentes, que parece estar comenzado a darse ya en algunos países nórdicos. Podría ser un ámbito de movilidad dentro de la UE.

3.- ¿Debemos cambiar la oferta formativa?

Siguiendo con lo dicho, es posible que lo anteriormente mencionado requiera algún cambio en el curriculum de los Grados de Educación, para completar los mismos con alguna formación más específica ligada a cada una de las temáticas y situaciones mencionadas, así como para alguno de los casos planteados el reforzamiento de aspectos lingüísticos3.

Ahora bien, los cambios y/o ampliaciones planteados si bien se soportan sobre determinados contenidos específicos, requieren, sobre todo, del desarrollo de una serie de competencias transversales (CTs), sobre las cuales, en muchas universidades, y en concreto, en Mondragon Unibertsitatea, se viene ya trabajando.

De cara a mejorar la empleabilidad de los alumnos, una primera competencia a reforzar es la que podemos denominar Visión global. Esta es quizás una de las CTs que, de forma explícita, menos se trabaja en la formación inicial, pero que puede resultar clave tanto desde el punto de vista individual para hacer las opciones más convenientes en el propio contexto, así como desde la perspectiva profesional para dotar de sentido educativo al quehacer diario aún en situaciones externas y, posiblemente, muy alejadas del aula.

Por otra parte, la toma de decisiones y el pensamiento orientado a la resolución de problemas son el sustrato mediante el cual la persona puede situarse con una cierta seguridad frente a temáticas y situaciones nuevas que le plantean nuevos retos,  nuevas necesidades y nuevas responsabilidades.

También es evidente que si bien nuestras sociedades llevan a las personas a ser más individualistas, paradójicamente, cada vez menos trabajos son realizados exclusivamente, "en soledad", por una única persona. El trabajo en equipo, la comunicación efectiva (a menudo en diferentes idiomas) son requerimientos no ya sólo para el ámbito laboral, sino también para desarrollarse e integrarse en las sociedades actuales.

La competencia lingüística en un idioma extranjero -al menos, actualmente en inglés-, así como el uso fluido de las diferentes posibilidades que ofrecen las TICs para comunicarse, procesar, gestionar, generar… información, son dos competencias de carácter instrumental que irán adquiriendo un progresivo protagonismo.

Y como síntesis de todo ello, cerrando el ciclo iniciado con la visión global, estaría la competencia de aprender a aprender, entendida como la aplicación a contextos cambiantes (o a nuevos contextos) de los conocimientos, habilidades, estrategias… aprendidos anteriormente, con el fin de generar nuevos aprendizajes que, a su vez, se aplican de forma crítica y reflexiva a las situaciones emergentes.

Una reflexión final nos debería llevar a plantearnos cuáles son los medios, los métodos, más adecuados para ello. De forma sucinta podemos señalar que las metodologías y enfoques que posibilitan el desarrollo de las competencias mencionadas se deberían apoyar en: el trabajo en equipo, la interdisciplinariedad, la resolución de problemas, la elaboración de proyectos, el desarrollo de investigaciones, el análisis y resolución de casos… teniendo como telón de fondo la realidad, la práctica sociolaboral en la que van a integrarse esos alumnos.

Notas al pie:

1.- A lo largo del texto se utilizarán expresiones tales como: el alumno, el egresado… en su sentido más amplio, en referencia tanto al género masculino como al femenino.

2.- Estos datos son recogidos por Lanbide (Servicio Vasco de Empleo) a través de encuestas que se realizan a los egresados de una promoción tres años después de que hayan finalizado sus estudios (así, p. ej., los datos de la promoción que finalizó en 2007, se recogieron en diciembre de 2010).

3.- Otra opción que, quizás podría ser más satisfactoria, concreta y precisa es la ofrecer una formación suplementaria, que sin llegar al nivel de máster -en 3/6meses- permita ampliar la formación inicial recibida hacia otros campos de conocimiento (geografía, historia, arte, biología, deportes…) e, incluso, una actualización de la formación a quienes puedan plantearse un cambio de actividad en su ámbito laboral.
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