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La selectividad de todos

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Juan Luis Sánchez Fernández. Profesor de Secundaria y Jefe del departamento de Matemáticas en el I.E.S. Fuentebuena (Arroyo del Ojanco - Jaén)
Todas las personas somos diferentes: tenemos distintas capacidades, actitudes, aptitudes, inquietudes, dificultades, etc. que son las que nos caracterizan, nos diferencian y nos hacen únicos como seres humanos. A lo largo de nuestra vida profesional como docentes nos podemos encontrar con una diversidad de alumnado tal que el sistema debe estar preparado para atender a las demandas que precisan cada uno de ellos. Estamos hablando tanto de alumnos con movilidad reducida, minusvalías físicas o psíquicas que necesitan una atención temprana y especializada con el fin de garantizar en el futuro la integración de la persona en la sociedad. Pero para poder desarrollar el tema que nos ocupa, es necesario saber de qué estamos hablando: qué entendemos por dislexia, cómo se manifiesta, qué es la selectividad y cuál es su fin y cómo se puede lograr la interacción de ambas en un sistema que tradicionalmente ha rechazado a alumnos de esta característica.

La dislexia se manifiesta como una dificultad para distinguir y memorizar letras o grupos de letras, mala estructura en las frases, alteración del orden de las letras, etc., que se hace patente tanto en la escritura como en la lectura. Los primeros signos que una dislexia manifiesta son la falta de atención que origina un desinterés por el estudio y, consecuentemente la inadaptación personal.

Lo primero que debe hacerse en el caso de detectar que un alumno es disléxico tras haber hecho el diagnóstico pertinente por parte del Departamento de Orientación y haber informado a los padres, es ponerse en contacto con alguna asociación especializada en el tema, que a parte de aclarar las dudas que tengan los padres con respecto a este trastorno, puede ayudar a comprenderlo mejor.

Las Pruebas de Aptitud para el Acceso a la Universidad (PAAU), conocida popularmente como selectividad, son los exámenes a los que deben presentarse aquellos alumnos que han obtenido el Título de Bachillerato y quieren continuar sus estudios en la universidad. La prueba tiene dos partes: en la primera se examinan de algunas materias comunes en todas las modalidades de Bachillerato y en la segunda se examinan de forma voluntaria de aquellas materias de modalidad que tienen relación con los estudios que desean cursar en la universidad.

¿Cómo podemos integrar a todas las personas en el mundo laboral? Evidentemente, como decíamos al comienzo de este artículo, cada persona es única y tiene características distintivas que la hacen aptas o no para determinado tipo de trabajos. Si partimos de la diferencia, no podemos realizar las mismas pruebas a todos los alumnos, ya que si lo hiciéramos nos encontraríamos a alumnos que presentarían una gran desventaja en algunas asignaturas. Por poner un ejemplo, un alumno con paraplejia que quisiera estudiar informática, tendría un obstáculo insalvable en ciertas pruebas, y, como éste, podríamos citar muchos casos más.

Desde la Educación Primaria y durante toda la Educación Secundaria, es necesario atender a los alumnos que necesidades educativas específicas, ya que sólo con una detección temprana y un tratamiento especializado y adecuado a cada caso y circunstancia, podríamos prestar atención a las preferencias y necesidades de la persona, así como garantizar una orientación adecuada que se adaptara a sus circunstancias personales.

Teniendo en cuenta todo ello, las pruebas de selectividad deberían ser en algunos casos personalizadas, atendiendo a las necesidades de nuestros alumnos. Con ello no quiero decir que cualquier persona, independientemente de sus capacidades sea válida para el desempeño de cualquier función. Eso no es integrar y, es más, puede ayudar a acentuar más una diferencia perjudicando la integración de la persona que es en definitiva lo que se persigue. Por otro lado, forma parte también de la madurez y el crecimiento personal el conocerse y aceptar las limitaciones que tenemos cada uno de nosotros, ya que eso nos hará entender con mayor facilidad el que no todos podemos hacer de todo.

En el caso específico de la dislexia, tal y como hay carreras que requieren un trabajo más manipulativo o en las que la lecto-escritura no es el objetivo final de la misma, se podrían diseñar pruebas específicas para acceder a la universidad en función de la carrera que se vaya a elegir y teniendo en cuenta las necesidades de cada alumno. Ello podría implicar, de manera excepcional, (recordemos que es una minoría el alumnado con necesidades educativas especiales), el que se pudieran pasar por alto las faltas de ortografía en las pruebas de acceso a la universidad.


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