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"Las competencias específicas de una profesión son las que sirven de tarjeta de presentación para entrar en el mundo laboral. El valor añadido de una candidato/a son sus competencias transversales"

Entrevista


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Entrevista a Sofia Isus Barado. Directora del Grup de recerca en Competències, Educació, Tecnologia i Societat (COMPETECS) y profesora del Departamento de Pedagogía y Psicología de la Universitat de Lleida
¿Qué significa ser competente? ¿La competencia se tiene o se adquiere?

Ser competente en el campo profesional consiste en saber resolver problemas y situaciones del trabajo de forma autónoma. No basta con saber, se precisa movilizar las habilidades, conocimientos y actitudes adquiridas para desempeñar las tareas propias de una profesión. Es como si una persona llevara una mochila en la espalda en dónde va depositando los conceptos, procesos, habilidades, actitudes. Ante una situación determinada, hay quien sabe sacar partido del contenido de su mochila y demuestra ser competente. Otros, teniendo una mochila muy llena, no saben qué usar ni en que momento hacerlo. Por ejemplo, en referencia a una competencia básica de matemáticas, hay niños que saben sumar, restar, multiplicar y dividir, pero no saben aplicarlo para calcular si les dan bien el cambio cuando van a comprar… no basta con saber, hay que saber hacer.

Para saber si la competencia se tiene o se adquiere podemos observar como algunas personas poseen, de forma intuitiva, una serie de competencias de una profesión determinada.. Por ejemplo, hay personas que sin tener estudios de pedagogía son buenos pedagogos. Acompañan a una persona en su proceso de aprendizaje, saben presentar los contenidos, secuenciarlos, motivar….Otros, aún habiéndolo estudiado en su carrera no saben hacerlo. Creemos que todas las competencias se pueden aprender, pero cada persona tiene un potencial de competencias determinado que le puede facilitar desarrollar mejor y de manera más rápida unas que otras

Las competencias se aprenden sobre todo en la práctica, en aquellas situaciones que obligan movilizar el conocimiento para tomar decisiones y resolver un problema.

Las competencias profesionales, ¿se trata de una moda o de un cambio real en el sistema educativo y laboral?

El término competencia nace en el campo laboral y profesional. La transformación del mundo laboral obliga a buscar personas que más allá de sus capacidades sean competentes, sepan resolver problemas de manera autónoma, aprendan de su práctica profesional (es decir pongan en su mochila lo que van adquiriendo en su préctica profesional) y además estén dispuestos a colaborar en su entorno de trabajo.

Desde los inicios de los años 90 ya se empezó a hablar de manera habitual de las competencias profesionales en la organización del curriculum de la formación profesional. En la mayoría de pases de la OCDE durante esta década construyen su sistema nacional de cualificaciones en base a competencias.

En el año 1996 el informe de la Unesco sobre educación, publicado en España con el título "la Educación encierra un tesoro", ya ponía las bases de las competencias básicas en el sistema escolar sin nombrarlas. Se proponían cuatro ejes: aprender a conocer, aprender a aplicar, aprender a aprender y aprender a vivir juntos. Era una clara correspondencia a los modelos de competencias profesionales alemanes que hablaban del saber, saber hacer, saber estar y saber ser.
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En la actualidad asistimos a la generalización del término y ya en plena moda, se usa para casi todo… con los peligros que tiene de desgastar un concepto.

¿Cuáles son las acciones concretas necesarias para potenciar la adquisición de las competencias profesionales?

Montaigne ya se adelantó a esta cuestión y en su ensayo sobre educación hace unos siglos destacaba la importancia de la cabeza bien hecha, en lugar de bien llena….

Las estrategias de aprendizaje que facilitan la adquisición de competencias son las que obligan a movilizar el conocimiento, a transferirlo a diversas situaciones. Por ello, las metodologías de aprendizaje más en boga son el aprendizaje basado en problemas, el trabajo por proyectos y, especialmente, la formación en alternancia o formación dual.

En la formación en alternancia los estudiantes realizan como mínimo el 50% de su aprendizaje en una empresa, a la que se incorporan desde el inicio de sus estudios, compaginado 3 días empresa y dos en la universidad o una semana en cada institución, hasta completar su formación. En Francia, en la actualidad hay mas de 400.000 estudiantes universitarios en alternancia…En España un solo centro del País Vasco que precisa un convenio de reconocimiento con Francia para poder expedir el título a sus ingenieros.

Con estas metodologías docentes no inventamos nada nuevo, así aprendían los artesanos en la época medieval,

Solo que ahora vemos que tanto pupitre y aula no es garantía de un profesional competente…

¿Las competencias profesionales que se enseñan en la formación (universitaria, FP…) se corresponden con las necesidades del mercado laboral? ¿Cuáles son las más demandadas?


Generalmente se asegura la adquisición de las competencias específicas de cada profesión cuando se obtiene un título Universitario o de Formación Profesional. No sucede siempre lo mismo con las competencias transversales. Nos referimos a aquellas que son comunes a la mayoría de las profesiones y que, precisamente por su transversalidad, nos olvidamos de enseñarlas. Me refiero a la competencia de comunicación, de trabajo en equipo, de autogestión, de visión global,….

Cuando hemos realizado estudios de investigación par conocer las más demandadas llama la atención algunas como la resistencia al estrés, la capacidad de superar frustraciones,…que los empresarios/as echan en falta en las nuevas generaciones de trabajadores. Estos jóvenes son fruto de una sociedad que les ha proporcionado todo antes de que tuvieran necesidad (no saben aceptar frustraciones) o que promueve muy poco la cultura del esfuerzo (se bloquean ante situaciones de estrés o intensidad de trabajo). Por lo tanto estas competencias que antes se aprendían en la vida diaria, ahora habrá que programarlas en la formación.

¿Qué importancia tienen las competencias en la empleabilidad de un candidato a un puesto de trabajo? ¿Tienen más peso las competencias transversales o las profesionales?

Las competencias específicas de una profesión son las que sirven de tarjeta de presentación para entrar en el mundo laboral.

El valor añadido de una candidato/a son sus competencias transversales. Que sepa incorporarse a un equipo de trabajo, o liderarlo si fuera necesario, que se implique en su puesto de trabajo, que tenga una visión global de la empresa, que sea generar iniciativas, etc.

Hay quien dice que las competencias específicas sirven para encontrar trabajo, las transversales para conservarlo.

¿Cuál es la situación de las competencias profesionales en la universidad? ¿Cree que se contemplan dentro de la programación del sistema universitario español?

La mayoría de universidades hemos iniciado el proceso del EEES en el 2010, por lo tanto aún es pronto para saber sus efectos. Los estudiantes universitarios que han iniciado su formación con este sistema basado en competencias aún están en los primeros cursos de formación universitaria. Pero podemos hacer algunas consideraciones sobre puntos fuertes y puntos débiles de esta situación.

En la balanza de oportunidades podemos observar:
  • La definición del curriculum universitario en base a las competencias obliga al profesorado universitario a reflexionar sobre los contenidos, la metodología y la evaluación de los procesos de aprendizaje de las competencias.
  • Una competencia no se puede enseñar ni evaluar desde una asignatura, por lo tanto obliga a programar materia mas amplias que obligan al trabajo en equipo del profesorado.
En el platillo de la balanza de las amenazas podemos constatar:
  • Muchos de la curriculum de grados y de masters han programado una gran cantidad de competencias profesionales que pueden dificultar la focalización del proceso de aprendizaje y su evaluación. En otros países como Canadá se opta por un número muy limitado de competencias para cada carrera, facilitando que el profesor/a sepa en cada momento que competencia esta contribuyendo a desarrollar.
  • El profesorado universitario es un colectivo que tenemos poca formación pedagógica de base y se valora muy poco la actividad docente en la evaluación del profesorado para su carrera profesional. Cabe el peligro de cambiar el nombre en los papeles y continuar impartiendo las clases como una simple transmisión de conocimientos, con pocas actividades que promuevan la transferencia a situaciones diversas. Entre otras cosas por la gran cantidad de tiempo que se precisa para aplicar estas estrategias
En síntesis podemos afirmar que la calidad de la formación y adquisición de competencias en la universidad depende de la capacidad que tenga cada equipo de profesores de potenciar los puntos fuertes y minimizar y/o corregir los puntos débiles. Todo depende de la personas y de su competencia profesional como profesores/as universitarios.

El currículum de la educación obligatoria actual tiene en cuenta ocho competencias transversales: Competencia comunicativa lingüística, Competencia matemática, Competencia en el conocimiento e interacción con el mundo físico, Tratamiento de la información y competencia digital, Competencia para aprender a aprender, Competencia social y ciudadana, Competencia de autonomía e iniciativa personal y Competencia cultural y artística. ¿Cree que es necesaria una incorporación de las competencias profesionales en este contexto?

Si cada alumno/a acabara su formación obligatoria con estas ocho competencias básicas adquiridas no hace falta más. Las competencias profesionales específicas ya se desarrollan en el proceso profesionalizador de los ciclos formativos o de a formación universitaria. Y para las competencias transversales estas ocho son una buen cimentación para construir sobe ellas.

¿Se pueden evaluar competencias profesionales en el ámbito académico?

Si consideramos la competencia como el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que tiene una persona para resolver situaciones profesionales de manera autónoma, en el ámbito académico sólo podemos evaluar la primera parte, los conocimientos, habilidades y actitudes. La transferencia de estos conocimientos para resolver problemas del entorno profesional, sólo se puede evaluar en la práctica profesional.

Retomando la analogía de la mochila, sólo podemos evaluar el contenido de la mochila, no la capacidad que la persona tiene para saber usar esas herramientas.

Desde nuestro equipo de investigación, que entre otros desarrollamos herramientas para la evaluación de competencias transversales, sólo podemos validar estas herramientas en situaciones laborales o de formación en alternanza, donde podemos evaluar indicadores del grado de adquisición de la competencia.

Un ejemplo de esta situación seria el de la acreditación para conducir. Cuando una persona obtiene el carnet de conducir le acreditan que tiene:
  • Los conocimientos necesarios del código de circulación evaluado a través de un examen teórico.
  • Las habilidades y actitudes imprescindibles para manejar un vehiculo, evaluado a través de un examen práctico sobre el terreno
Pero, ¿podemos asegurar que es un conductor/a competente? Por supuesto que no. Sólo más adelante, cuando tenga experiencia de conducción y se haya recogido información a través de indicadores (sanciones, accidentes, incidentes,…) se puede asegurar la competencia.

Cuando un estudiante finaliza su formación universitaria se le puede acreditar, como mucho, los conocimientos, las habilidades y las actitudes, pero no se puede saber con certeza si va a ser competente en su labor profesional. Sólo con la medición de indicadores de resultados de su experiencia se podrá evaluar la competencia.

Por último, ¿existen diferencias entre la formación, evaluación e implantación en el mercado laboral de las competencias que se realiza en España y el resto de países europeos?

Hay una situación que nos diferencia de la mayoría de los países europeos, que ha propiciado la creación de una cultura de las competencias.

En todos ellos existe un sistema, establecido desde hace años, de reconocimiento de las competencias adquiridas en la experiencia profesional. Cada trabajador/a puede solicitar una evaluación de esas competencias que son evaluadas, reconocidas y acreditadas por el sistema de cualificaciones de cada país.

Esta normativa obliga a acercar el mundo laboral y el académico tomando como vara de medir las competencias profesionales.

En España la ley general de la Formación Profesional y las Cualificaciones, aprobada en 2002, ponía la bases para poder desarrollar este reconocimiento de competencias. Pero este aspecto no es regulado hasta el decreto ley de 20091, que se está iniciando su aplicación e la actualidad.

Con el sistema de reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas en la práctica profesional creemos que se generará esta cultura de adquisición de competencias desde la formación profesional inicial (incluida la universitaria), la formación ocupacional y la continua.

Notas al pie:

1. Real Decreto 1224/2009, de 17 de julio, de reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas por experiencia laboral.

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