No es que se haya de reivindicar más orientación en España. Es que, sencillamente, está muy centrada en ámbitos de funcionarios y la población no la conoce. De hecho en las escuelas la orientación está legislada (hay cierto caos autonómico) pero las funciones de los profesionales que a ella se deberían dedicar no están claras. A veces, incluso, las acciones orientadoras las ponen en práctica otro tipo de profesionales, que, a modo de intrusos, se ocupan de confundir tutoría con orientación (escolar y/o profesional), u orientación con información profesional, por ejemplo. No digamos todo lo relativo a la orientación ocupacional…Por lo tanto, ya tenemos un primer fallo: En el sistema educativo reglado no están claros ni los objetivos, ni las funciones, ni la planificación de la orientación, ni quién ha de orientar. Salvo contadas excepciones, en los centros públicos, el profesional de la orientación la hace. Pero ni a tiempo completo ni con una planificación consensuada por el claustro. Las Administraciones tampoco ayudan a aclarar los planteamientos.
Es observable que -en el desconcierto en que actualmente está inmersa la intervención orientadora- no se puede combatir, desde ella, el abandonismo escolar. Orientar para la retención es muy complejo y los planes deberían expresarse en términos de numerosas variables (familia, edad, motivación, recursos, clase social, facilidades para la transición, etc.) En la Universidad de Barcelona, la profesora Mercedes Torrado está realizando su Tesis Doctoral sobre esa urgente temática.
¿Qué decir de las personas adultas? Deberían clasificarse éstas por niveles de formación, por edades, por objetivos laborales y por madurez para construir su proyecto profesional. Una vez bien delimitada la población, cada intervención orientadora debería adscribirse a una teoría y, a partir de esos marcos sólidos de referencia, empezaría el momento de planificar y de ofrecer servicios bien estructurados, con apoyo institucional y con la contribución muy estrecha de los empresarios. Además, las personas adultas nunca han experimentado la cultura de la orientación.
Creo que hay muchos orientadores en España (con diferentes y variadas titulaciones) pero éstos no realizan la labor en profundidad, porque no cuentan con apoyo institucional y porque no hay marcos de referencia teóricos ni comunes a todas las casuísticas. El Ministerio de Educación y el de Trabajo no se acaban de poner de acuerdo. Y mucho más, pero no me queda espacio. Es mi realista opinión.
