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Los retos educativos de la autonomía de centros

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Raül Manzano Tovar. Presidente de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica de Cataluña
La autonomía de centros es un concepto polisémico, depende de cómo se conciba y aplique puede conducir a modelos educativos muy diferentes. También es un concepto poliédrico, depende de otros factores del sistema. El Decreto de Autonomía del Departament d’Educació, según nuestro punto de vista, tiene potencialidades pero para conducir al modelo de centro sobre el que hemos estado reflexionando hace años desde la renovación pedagógica requiere matices.

La centralidad que concede al Proyecto Educativo nos parece interesante, que los proyectos de innovación se relacionen con el PEC, que se ofrezca amplio margen de actuación en temas curriculares, de manera que el centro puede diseñar el currículum, e incluso hacer algunas modificaciones horarias tras aprobación de la Administración, ello supone posibilidad de flexibilidad en los tiempos y espacios escolares. En el ámbito organizativo, a partir de las normas de organización de centro, permite que sea el centro el que designe sus propios órganos de coordinación y se constituyan equipos en función del proyecto.

Estas potencialidades que ofrece el decreto se ven condicionadas por otros elementos del sistema. El modelo de dirección de centros, creemos en el liderazgo pedagógico y distribuido, en el que está legitimado por la comunidad educativa que representa, en el que ejerce con profesionalidad en vez de las direcciones profesionales. Las grandes decisiones de centro deben tomarse en el Consejo Escolar, la democracia es un valor fundamental. El centro autónomo no puede estar aislado, de ahí la necesidad de relación con agentes del entorno y la coordinación con otros centros, una idea un tanto diferente de lo que vemos en las zonas educativas actualmente. La evaluación es un elemento clave en la autonomía, cabe un equilibrio entre las evaluaciones internas y externas de centro, al igual que deben ser evaluadas todas las instancias del sistema educativo, es necesaria una cultura de la evaluación. Y, finalmente la administración, tiene que realizar un giro copernicano para lograr un sistema realmente autónomo, en el centro del sistema han de estar el aula y el centro, por tanto su función ha de ser, procurando que se cumplan las líneas generales de política educativa, dotar al centro de los apoyos y recursos necesarios para desarrollar su proyecto en condiciones de calidad.

A modo de corolario, destacar que el agente de la autonomía ha de ser la comunidad educativa y que un modelo de centro autónomo requiere de dos valores fundamentales, por un lado, confianza entre todos los agentes del sistema educativo, y por otro, un alto grado de responsabilidad.

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