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"Es crucial iniciar la orientación de los estudiantes en etapas tempranas de la secundaria para facilitar la elección de unos estudios, aspecto que lógicamente repercutirá de manera positiva en todo su itinerario formativo"

Entrevista


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Entrevista a Àngels Alegre. Subdirectora General de Atención al Estudiante, Orientación e Inserción Profesional de la Secretaría General de Universidades, del Ministerio de Educación
El Ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ha propuesto que 4º de ESO tenga un carácter "orientador" con dos perfiles, uno de Bachillerato y otro de Formación Profesional. ¿Qué ventajas y desventajas supone la creación de estas dos líneas?

Entre las medidas propuestas en el borrador de pacto de social y político por la educación figura la de que el cuarto curso de la ESO tenga un carácter más orientador, con dos perfiles, uno orientado hacia los estudios generales de bachillerato y otro hacia los estudios de formación profesional de grado medio. Ello se hace sobre la base, recogida también en las propuestas del pacto, de un refuerzo de las medidas de orientación académica y profesional en el tercer curso de la ESO, para que los alumnos dispongan de amplia información sobre las diferentes opciones formativas y las posibilidades de inserción laboral pudiendo, de ese modo, elegir la modalidad o vía más ajustada a sus competencias e intereses.

Con esta medida se refuerzan ambos tipos de enseñanza, tanto la Formación Profesional como el Bachillerato, al incluir en los contenidos de cuarto de la ESO materias relacionadas con las que posteriormente cursarán en el tipo de estudios inicialmente elegido, lo que facilitará la adquisición de los conocimientos y destrezas propios de cada uno de ellos.

En cualquier caso la elección de una u otra opción en cuarto de la ESO no es determinante a la hora de continuar estudiando, es decir, un alumno puede escoger la opción orientada al bachillerato y posteriormente continuar ciclos formativos de grado medio, y también al contrario. Precisamente una de las ventajas de este sistema sería el que el alumno pudiera darse cuenta durante el último curso de la ESO de si realmente la opción elegida era la correcta.

Por último la medida supone llevar a un plano de igualdad al Bachillerato y a los Ciclos de Grado Medio de Formación Profesional, contribuyendo de este modo a corregir la imagen distorsionada que de la Formación Profesional tiene la sociedad como formación de segunda categoría.

¿Cree que esta medida favorecerá una mejor orientación entre la etapa pos-obligatoria y los estudios superiores?

Me parece crucial iniciar la orientación de los estudiantes en etapas tempranas de la secundaria para facilitar las elecciones que deben hacer los estudiantes, aspecto que lógicamente repercutirá de manera positiva en todo su itinerario formativo.

La orientación es fundamental a la hora de optimizar los estudios y facilitar el rendimiento académico. La orientación estará presente a lo largo de todo el transcurrir del alumnado en el sistema de educación superior, enlazando con momentos anteriores y posteriores. Es un proceso continuo de intervención que debe dar respuesta a las necesidades de los estudiantes y debe tener en cuenta la diversidad de las ofertas y las demandas, las características sociales e individuales, así como los intereses personales, académicos y/o profesionales. La finalidad de la medida será, lógicamente, favorecer la conexión entre las diferentes etapas del sistema educativo y facilitar a los estudiantes la elección más adecuada de los estudios superiores.

Dentro de poco, los estudiantes que provengan de la FP accederán a la Universidad por la misma vía que los que han realizado la selectividad, es decir, ya no existirá el cupo de plazas reservadas para la FP. ¿Qué finalidad persigue esta medida? ¿Se prevén acciones de orientación para dar a conocer las nuevas formas de acceso?

En el Real Decreto 1892/2008, de 14 de noviembre, se regularon las condiciones para el acceso a las enseñanzas universitarias oficiales de grado y los procedimientos de admisión a las universidades públicas españolas. En él se contempla que quienes estén en posesión del título de técnico superior de formación profesional podrán acceder sin necesidad de prueba a las enseñanzas universitarias oficiales de Grado. Es cierto que para el caso de concurrencia competitiva, es decir para aquellas titulaciones universitarias en que el número de plazas ofertadas sea inferior al de solicitudes, se establecerá un mecanismo que garantice la igualdad de oportunidades entre los alumnos que acceden desde la Formación Profesional de Grado Superior y los que acceden mediante prueba de acceso, la conocida popularmente como selectividad.

El hecho de hacer desaparecer los cupos lo que persigue precisamente es esa igualdad de oportunidades. Piénsese que un alumno que finaliza un ciclo formativo de grado superior tiene el bachillerato y dos años más de formación de estudios incluidos dentro de las enseñanzas superiores, lo que garantiza su preparación para cursar cualquier tipo de estudio universitario. Por otra parte, es una medida coherente si tenemos en cuenta que tanto la Ley Orgánica de Educación, como la Ley Orgánica de Universidades, en su redacción dada el año 2007, prevén la posibilidad de convalidaciones entre los estudios de Formación Profesional de Grado Superior y las asignaturas que se cursan en los grados universitarios y viceversa.

En lo relativo a si están previstas acciones de orientación, el Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas tienen previstas actuaciones no solo de carácter divulgativo e informativo destinadas a estudiantes, familias y profesorado (a través de la presencia en las Ferias educativas y los Salones del estudiante más significativos –Aula, Integra,..- y de la elaboración de materiales en diversos soportes –papel y páginas web-), sino también acciones de formación dirigidas a los orientadores de los centros de Educación Secundaria, lo que garantizará información actualizada sobre las vías de acceso a la universidad del alumnado y la permeabilidad entre la Formación Profesional y las enseñanzas universitarias.

¿Considera que la orientación académica y profesional es la asignatura pendiente en la Universidad?

Si no pendiente, dado que tradicionalmente se han realizado importantes acciones en este ámbito, sí se debe dar una mayor potenciación más en este momento de transformación del modelo educativo en el que los procesos de orientación deben conducir a un proceso de aprendizaje de calidad. De manera que tenemos ahora la oportunidad de consolidar dichos procesos y empezar a ver sus frutos en la ayuda que suponen para los estudiantes durante su proceso formativo.

¿Cree que la orientación puede mejorar los elevados índices de abandono en el primer año de Universidad que padecen ciertas carreras?

Sin duda, creo firmemente en ello. Considero de vital importancia la orientación en las fases de transición, tanto en las etapas previas al acceso a la Universidad como en el primer año para facilitar la elección de estudios, la adaptación al entorno y a las enseñanzas universitarias y el éxito académico.

¿Cómo se puede favorecer una mejor inserción laboral de los recién titulados?

Apostando por una formación integral no sólo en conocimientos sino también en competencias, habilidades y valores. La conjunción o integración de ambos facilitará, sin duda, mejorar los procesos de transición al mercado laboral, la incorporación y desarrollo profesional. Por otra parte, indudablemente es clave la orientación vocacional y la elección de los estudios. Cursar los estudios de preferencia es un elemento primordial para la obtención de buenos resultados en el itinerario formativo y en la formación integral, así como en la incorporación laboral y en el desarrollo de la carrera profesional.

En cuanto a su departamento, ¿Cuál es el perfil de usuarios a quienes va dirigida la orientación, atención e inserción laboral que realizan?

Nuestra finalidad es la atención integral de los estudiantes en las diferentes etapas (antes de iniciar la universidad, al inicio, durante, al final de los estudios universitarios, a titulados) y en los diferentes perfiles: discapacidad, excelencia, interculturalidad, etc., para impulsar la articulación de programas y recursos de intervención psicoeducativa, personal, social y profesional. En definitiva, se plantea como una ayuda institucional en tanto que es a la institución en su conjunto y a sus integrantes a los que apoya. En consecuencia debe estar estrechamente conectada con la función docente o formar parte de ella y con la prestación de servicios a los estudiantes.

Nuestro propósito es desarrollar cuatro líneas estratégicas: Información y Orientación Universitaria, Inclusión y Atención a la Diversidad, Inserción Laboral y Desarrollo Profesional y Gestión de Recursos y Programas para los Estudiantes, trabajando de forma colaborativa con las Universidades a través de los responsables de la política de estudiantes y los servicios de atención.

Sin olvidar la relevancia de los trabajos de investigación que se están llevando a cabo y, por tanto, la importancia de interaccionar y escuchar a los expertos.

¿Que vinculación tiene su departamento con la Formación Profesional? ¿Cree que es necesaria una mayor flexibilidad entre la FP, la enseñanza post-obligatoria y la universidad?

Hay que tener en cuenta que el espacio de la educación superior comprende las enseñanzas artísticas superiores, las enseñanzas universitarias y las enseñanzas superiores de formación profesional, artística y deportiva. En ese sentido, entre las funciones de la Subdirección General de Atención al Estudiante, Orientación e Inserción Profesional, dependiente de la Dirección General de Formación y Orientación Universitaria, de la Secretaría General de Universidades, se recoge la relacionada con la coordinación obligada en materia de orientación con el resto de enseñanzas superiores. En este sentido, esta Subdirección General se coordina muy especialmente con la Subdirección General de Orientación y Formación Profesional, dependiente de la Dirección General de Formación Profesional y con la Subdirección General de Ordenación Académica, dependiente de la Dirección General de Evaluación y Cooperación Territorial, ambas integradas en la Secretaría de Estado de Educación y Formación Profesional.

Desde distintas unidades se desarrollan servicios y programas de información y orientación destinados a las personas en formación, jóvenes o adultas, participando desde el ámbito universitario en la orientación para las transiciones que implican para los estudiantes la fase inicial y final de sus estudios universitarios.

Por último, ¿cree que la situación económica actual ha hecho aumentar las necesidades de orientación académica y profesional?

Sin duda, los procesos de crisis generan una mayor necesidad de orientación tanto académica como profesional que repercutan en decisiones adecuadas en cuanto a nuevos cauces de formación para la incorporación profesional. Por tanto, todos los esfuerzos que hagamos en este sentido son de vital importancia, en los que debemos contar con todos los agentes implicados en este proceso de Orientación.

¿Cuáles son los principales retos a los que debe hacer frente el orientador actualmente?

En el nuevo contexto de la educación superior que, como sabemos, está experimentando un proceso de transformación, modernización e internacionalización, se nos plantean nuevos retos en el ámbito de la orientación.

Hay que tener en cuenta que la implantación de nuevas titulaciones trae como consecuencia una mayor complejidad en la elección a la hora de ingresar en la Universidad y mayores dificultades, en el momento de organizar las opciones académicas dentro del contexto universitario. Los problemas que pueden surgir en ocasiones tienen su origen en una falta de información y orientación de carácter académico-profesional y en una ausencia de estrategias para la toma de decisiones.

Por otro lado, las enseñanzas deben marcar sus indicadores, entre otros, relativos a sus tasas de rendimiento académico, manteniendo el sistema, etc.

Así pues, además de saber aprovechar y optimizar todos los recursos existentes en el campo de la orientación, surge con fuerza el reto de evaluar los resultados e impacto derivados de los procesos de intervención.

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