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Origen de las diferencias de género en la carrera profesional: la educación

Artículo de opinión

  • 17/11/2008

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Estela Ruiz Pérez. Aspirante al cuerpo de maestros de Educación Infantil (Navarra)
Este documento pretende analizar las razones por las que la cantidad de personal femenino o masculino en las distintas carreras profesionales dista tan visiblemente.

No es ningún secreto que existen profesiones o estudios en los que el porcentaje de uno u otro género desbanca al del otro. Solamente hay que acudir a cualquier universidad o centro de estudios de formación profesional y comprobar cuántas mujeres estudian una Ingeniería frente a los varones que optan por esta carrera, o cuántos chicos imparten cursos de Estética o Peluquería, para darse cuanta que el número no está nada igualado.

A continuación, se intenta arrojar algo de luz sobre el motivo de esta desigualdad, partiendo de las distintas expectativas que se imponen desde la niñez.

A pesar de los avances, la educación familiar y escolar hacia los distintos sexos sigue siendo desigual. En el proceso de socialización de los niños/as se trasmiten estereotipos ligados al género, a través de los estímulos diferenciados que se presentan; a los niños se les acondiciona los espacios con predominio de colores azules, juguetes relacionados con la construcción, como tractores, máquinas, juegos de piezas…, y el deporte; balones, raquetas…, mientras que el dormitorio de las niñas suele esta lleno de peluches, muñecos, colores suaves, y todo tipo de adornos "tiernos”. El empleo del lenguaje también es distinto según el género al que va dirigido; se habla con adjetivos diminutivos a las niñas y a los niños se les refuerza estimulando su conducta viril. Así mismo, son diferentes las conductas a las que se les incita; mayor independencia y capacidad de afrontar situaciones que supongan un reto, desarrollar habilidades físicas y a mostrar menos signos de afecto a los niños, y a las chicas no se les permiten juegos bruscos, se potencia el que ayuden en casa, no está mal visto que lloren, se les estimula a juegos más sedentarios…

En la diferenciación por sexos también ejerce una gran influencia la relación con los iguales. Aunque en el hogar, el niño/a pueda recibir un mensaje coherente de igualdad, puede verse motivado a asumir un determinado rol ligado al sexo para sentirse aceptado por sus semejantes. Del mismo modo, los medios de comunicación, como la televisión van trasmitiendo de forma reiterada una información acerca de los papeles propios de cada sexo, que los niños/as van asimilando inconscientemente. Finalmente, los personajes de los cuentos tradicionales ejemplifican en grado máximo las pautas de comportamiento propias de cada sexo. Los protagonistas suelen ser niños valientes e inteligentes. Si aparece una niña se le atribuye miedo, dependencia, sumisión y sale en segundo lugar...

Los niños/as tienden a comportarse como se espera de ellos. Por ello, si están sometidos a expectativas diferentes en función de su sexo y dada su capacidad de imitación del mundo adulto (que todavía tiene funciones y características muy estereotipadas), es totalmente razonable que, a la hora de decidir sobre su futuro (empleo) y el camino a seguir (estudios), tengan metas muy diferentes.

En definitiva, puede observarse una estrecha relación entre los comportamientos y aptitudes que se inculca en los chicos; fuerza, astucia, frialdad, con los puestos de trabajo que ocupan; empleos técnicos (albañilería, manipulación de cargas pesadas, conducción de vehículos…), cargos de alta responsabilidad que requieren cierta distancia emocional (jefes, encargados…). Las mujeres, por su parte, escogen carreras de humanidades, en las que prima la relación cercana con las personas, acorde con su tradicional rol prosocial. Enfermería, magisterio, atención al cliente, trabajo social, terapia ocupacional… son ejemplos de los estudios y profesiones que se enmarcan en este grupo.

Por tanto, mientras no se cambie la mentalidad de quienes tienen el papel de educar a las personas del mañana, no cambiarán las cifras tan distantes entre hombres y mujeres que desempeñan una labor u otra, dando lugar a una sociedad plural y tolerante.
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