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La educación musical en la sociedad de hoy

Artículo de opinión

  • 11/02/2008

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Maria Elena Riaño Galán. Profesora de Didáctica de la Expresión Musical de la Universidad de Cantabria. Presidenta de SEM-EE (Sociedad para la Educación Musical del Estado Español)
Afirmar que la música contribuye al desarrollo de la persona en su totalidad no resulta nada nuevo. Cremades (2006, p. 1), entre otros, define al ser humano como un ser bio-psico-social. Más en concreto, afirma que la música tiene un valor formativo que contribuye al desarrollo integral de la persona en sus tres dimensiones: la fisiológica, la psicológica y la sociológica.

1. Dimensión biológica o fisiológica. La música posee la capacidad de desarrollar la fisiología humana, sobre todo, a través del ritmo. La expresión rítmica proporciona una capacidad de coordinación que se ve reflejada en la capacidad psicomotriz de la persona.

2. Dimensión psicológica. El desarrollo de la capacidad psicológica supone a su vez el desarrollo de distintas capacidades: intelectual, afectiva, moral, cognitiva, etc. Según la relación que establece E. Willems entre las funciones psicológicas y las funciones o elementos de la música, el desarrollo del ritmo supone el desarrollo de la psicomotricidad, el desarrollo de la melodía el de la afectividad y el desarrollo del la armonía, por su parte, supone el desarrollo puramente intelectual.

3. Dimensión sociológica. Se trata del desarrollo de la capacidad o inteligencia interpersonal de cada persona. Es decir, del establecimiento de relaciones sociales, ya que el ser humano es social por naturaleza. A este respecto, según A. Merriam la música se define como un fenómeno humano que se explica sólo en términos de interacción social.

Por su parte, Gardner, en su estudio sobre la teoría de las inteligencias múltiples de 1995, se refería a la inteligencia musical como aquélla que influía en el desarrollo emocional, espiritual y corporal del ser humano. La música, así pues, constituía una capacidad intelectual presente en toda persona y estructuraba la forma de pensar y trabajar, influyendo positivamente en el aprendizaje de matemáticas, lenguaje y habilidades espaciales.

En este mismo orden de cosas, Hargreaves, en 1998, publicó su libro "música y desarrollo psicológico”, en el que exponía las bases psicológicas del desarrollo musical en niños y adultos demostrando la importancia de la investigación psicológica en los procesos relacionados con la percepción musical de los niños y niñas y su conocimiento e interpretación de la música. Según el autor, el desarrollo de habilidades rítmicas, melódicas y armónicas que se inicia en la primera infancia, la manifestación de una sensibilidad frente a los estilos musicales o la adquisición del sentido tonal están íntimamente relacionados con el desarrollo de los individuos por el simple hecho de estar inmersos en contextos -familia, sociedad, cultura- en los cuales hay una presencia de manifestaciones musicales. Es decir, el contexto es parte fundamental en el desarrollo de habilidades y, por tanto, en el aprendizaje.

Marshall, North y Hargreaves (2005, p. 1) señalaban los años ochenta del pasado siglo XX como el punto en el que comenzaron a desarrollarse las principales corrientes de la psicología musical -cognitiva, evolutiva y social. Sin embargo, estos autores sugieren que, en la actualidad, la perspectiva social ha supuesto un cambio trascendental. Ahora tiene más sentido hablar de psicología social evolutiva de la música.

La sociedad actual contempla una diversidad de cambios que se insertan de lleno en el panorama educativo Consideramos que todo ello repercute directamente en la escuela y en los procesos educativos. De hecho, la realidad social que nos rodea, sea la que sea, influye directamente en el proceso interno de aprendizaje permitiendo que la educación forme parte del ser humano como ser social y, por tanto, forme parte de la sociedad. Gamonal (2003, p. 87) sostiene que cualquier tipo de aprendizaje se puede explicar a través de tres elementos interdependientes que son: las condiciones, los procesos y los resultados, y estos tres elementos están directamente relacionados con el entorno.

El sistema educativo actual ha de estar preparado para enfrentarse al reto de la nueva sociedad llamada "sociedad de la información”. Nuestros alumnos y alumnas son seres sociales. Por tanto, además de los procesos cognitivos internos de cada uno, cabe mencionar que, hoy más que nunca, el contexto influye en su aprendizaje. No podemos pasar por alto esta interacción que se produce entre contexto y educación. El aprendizaje supone una constante evolución en las maneras de pensar, sentir y actuar de nuestros niños y jóvenes.

Lacárcel (1995, p. 72) se refiere a este proceso en el campo de la educación musical en los términos siguientes:

"El medio proporciona unos estímulos sonoros y musicales que incidirán directamente en el desarrollo cognitivo-musical, dotando de unas experiencias y de una sensibilización hacia la música propias de cada cultura y grupo, que proporcionarán al niño un desarrollo cognitivo-musical espontáneo y natural”.

Los avances permanentes en las disciplinas del conocimiento, propios de la dinámica actual en la producción del saber, constituyen el contexto social y cultural en el que surgen nuevas líneas de actuación. De este modo, podemos pensar que cada uno de los cambios producidos en la cultura revierte en la educación y viceversa. Instituciones educativas y especialistas en educación musical debemos plantearnos una reflexión al respecto y considerar nuevas propuestas metodológicas que tengan en cuenta todo ello.

Nos hacemos, así, una pregunta que lanzamos también a todas aquellas personas vinculadas al mundo de la educación musical: ¿enseñamos música teniendo en cuenta la sociedad actual? Comenzábamos este artículo señalando la contribución de la música al desarrollo de las personas en sus dimensiones biológica, psicológica y sociológica. Queremos terminar expresando que dicha contribución aún será mayor si entendemos la educación como un proceso abierto e inacabado, que evoluciona continuamente en función de los aconteceres sociales y culturales de nuestro entorno.

Referencias bibliográficas

Cremades, A. (2006). La educación musical en la educación primaria. Artículo en línea:
http://www.tallermusical.net/cgibin/yabb/YaBB.pl?board=practica;action=display;num=1163779680 [consultado el 24 de enero de 2008]

Gamonal, A. (2003). Concepción del aprendizaje. En Lamata, R. y Rodríguez, R. (coord.) La construcción de procesos formativos en la educación no formal. (pp. 57-94). Madrid: Narcea.

Gardner, H. (1995). Estructuras de la mente. TIM. Barcelona: Paidós Ibérica, p.137-161.

Hargreaves, D: (1998). Música y desarrollo psicológico. Barcelona: Graó.

Marshall, N. A., North, A. C. y Hargreaves, D. J. (2005). Educación musical en el siglo XXI: una perspectiva psicológica. En Eufonía, Didáctica de la música, nº 34 p. 8-32.

Lacárcel, J. (1995). Psicología de la música y educación musical. Madrid: Visor.
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