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La convivencia empieza en mí

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Manuel Gargallo Merseguer. Maestro de Educación Física en el Primer Ciclo de la ESO del IES Miguel de Molinos de Zaragoza
Tal vez saque los pies del tiesto, pero me gustaría reflexionar sobre este asunto tan candente, desde otra perspectiva.

¿Se acuerdan de lo que decían los padres del pensamiento? Yo, no muy bien. Pero lo justo para recordar a Platón y Aristóteles quienes ya pregonaban que el hombre ere algo más que un pedazo de carne con ojos y que también tenía alma e incluso espíritu. Es algo de lo que si se interioriza, es difícil de olvidar. Así pues, el hombre es el sumatorio del cuerpo y de su alma.

Hasta aquí, creo que vamos bien.

Entre todo este maremágnum de leyes, normativas y programas de educación, de asignaturas que propician el conocimiento de los saberes suficientes como para vivir con tus semejantes, del desarrollo de planes específicos para la convivencia en las aulas, ¿dónde aparece el estudio, la reflexión de las situaciones a través del alma y no como un estudio cerebral de la situación?

Estoy convencido que si enseñáramos a nuestros alumnos a ser más "personas", desde la interiorización de su propia persona, no necesitaríamos explicarles luego, en ninguna asignatura específica, que el es igual que sus semejantes y que tiene la obligación de respetarles, ya que lo tendría tan asumido como que los días suceden a las noches.

Se oye en esta sociedad decadente, consumista e invadida por la telebasura, que nuestros jóvenes están cada vez más carentes de valores y con esa tan profunda reflexión, nos quedamos tan satisfechos. Eso es como si detectáramos fuego en un edificio y no avisáramos a los bomberos. Los valores los llevamos incorporados en nuestra alma. Otra cosa es que los tengamos que trabajar. Es un trabajo equiparable al muscular, cuanto más trabajo y con una sistemática adecuada, más fuerza y mejor resistencia muscular tendré.

El alma requiere que la escuchemos, que cerremos los ojos y que detengamos unos minutos la incesante actividad de los pensamientos involuntarios, que procuremos dejar la mente en blanco y ese es el momento propicio para asomarnos a nuestro interior, como el que se asoma al palco en el teatro a ver la representación. En esta ocasión la obra teatral es sobre yo mismo, mi yo interior.

La Maestra mística Amritanandamayi, más conocida como Amma, pronunció un discurso ante las Naciones Unidas en la "Cumbre del Milenio por la Paz Mundial" el 29 de agosto de 2000 del que extraigo un párrafo que bien puede ilustrar lo dicho en este artículo: "Las sociedades y las naciones están compuestas de individuos. Si miramos hacia atrás, en la historia, comprobaremos que todos los conflictos originados proceden del conflicto interior del individuo.¿Dónde reside el origen del conflicto? Está en la falta de conciencia de nuestra verdadera naturaleza, del único poder vivo en nuestro interior del que todos somos una parte. El papel de la espiritualidad, es hacer que despierte esta conciencia y facilitar el desarrollo de cualidades como el amor, la empatía, la tolerancia, la paciencia y la humildad".
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