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La Educación Emocional: Una herramienta para el éxito académico y profesional

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Susana Puerta Ramos. Licenciada en Psicología y Especialista en Dificultades del Aprendizaje. Orientadora Educativa y Profesora de Comunicación en Les Roches-Marbella
El concepto de educación ha ido evolucionado y cambiando en nuestra sociedad a lo largo de los años. Los objetivos que el sistema educativo actual persigue no son los mismos que los que sistemas educativos anteriores debían cumplir. La perspectiva educativa tradicional concebía la educación como una instrucción centrada en la adquisición de conocimientos, de los cuales el profesor debía ser transmisor directo, convirtiendo al alumno en un mero agente pasivo. El conocimiento, visto como un aprendizaje puramente memorístico y acumulativo, era el principal objetivo de todo proceso de aprendizaje, obviando aspectos considerados hasta entonces secundarios, como el desarrollo afectivo o social del alumno. En nuestros días, y desde la implantación en nuestro país de la actualmente derogada Ley de Ordenamiento General del Sistema Educativo (L.O.G.S.E., 1990), los educadores tratamos de conseguir un desarrollo integral del alumnado, potenciando no sólo aspectos cognitivos e intelectuales del individuo, sino también otros tan importantes como el desarrollo de la personalidad, las aptitudes, los valores, la motivación y el esfuerzo, etc. (Ley Orgánica de Educación, L.O.E., 2006). Todos estos aspectos son los que incluiríamos en lo que Goleman denomina Inteligencia Emocional (1995, 1996) y que son tan importantes o más que la Inteligencia racional entendida desde el punto de vista del Coeficiente Intelectual (C.I.).

Para Goleman, desarrollar la inteligencia emocional del alumnado supone reforzar aspectos tan relevantes como:

1. El Autoconocimiento emocional o consciencia de sí mismo. Es la Capacidad de reconocer los propios sentimientos, las propias emociones.

2. El Autocontrol emocional o autorregulación. Definida como la capacidad de controlar los propios sentimientos de forma apropiada.

3. La Automotivación o capacidad de determinación. Consiste en utilizar la propia fuerza de voluntad y el esfuerzo para la consecución de un objetivo que se estima atractivo.

4. La Consciencia Social o empatía. Es la capacidad de reconocer las emociones y los sentimientos de otras personas.

5. Las Habilidades Sociales o capacidad de relacionarse con otros, de utilizar los sentimientos en las relaciones interpersonales.

La investigación en el campo de la inteligencia emocional demuestra que este tipo de inteligencia es un factor mucho más relevante a la hora de predecir el éxito académico y profesional de los individuos que el C.I. Seguro que estos resultados no sorprenden a ningún profesional del ámbito educativo, en especial a profesores, que constantemente atribuyen las causas del alto índice de fracaso escolar de nuestras aulas, no tanto a la capacidad intelectual de los alumnos, sino a su falta de motivación y de interés por lo académico (Tapia, 1995).

Asimismo, las empresas cada vez más valoran estos aspectos en sus trabajadores y tratan de identificar en las entrevistas de selección a los profesionales que posean, no sólo los conocimientos técnicos y científicos propios de la profesión, sino también que sean personas autónomas, equilibradas y motivadas, personas que se conozcan bien a sí mismas y que sepan desenvolverse en situaciones sociales. "Una fuerte ética cultural de trabajo se traduce en una mayor motivación, celo y perseverancia, un auténtico acicate emocional; la perseverancia depende fundamentalmente de factores emocionales, como el entusiasmo y la tenacidad frente a todo tipo de contratiempos” (Goleman, 1996).

En nuestros centros, sean del nivel educativo que sean, debemos tratar de educar emocionalmente a nuestros alumnos, de buscar su desarrollo global. Los centros de educación superior, en los que principalmente se trata de preparar a los profesionales del mañana, tendemos a centrarnos en proporcionar una formación científica, técnica y tecnológica que les capacite pare el ejercicio en el futuro de actividades profesionales. Sin embargo, debemos tener siempre presente que es importante dotar a nuestros alumnos de las herramientas suficientes para que se conviertan en aprendices autónomos, en profesionales plenos. Y es que no es factible el entrenarles en todas las posibles situaciones a las que tendrán que enfrentarse en su futuro profesional. Sin embargo, sí que podemos facilitarles las herramientas básicas que les permita analizarlas individualmente y finalmente resolverlas con efectividad. Tal y como indica el informe Delors (1998), nuestro alumnado debe "Aprender a hacer, a fin de adquirir no sólo una calificación profesional sino, más generalmente, una competencia que capacite al individuo para hacer frente a gran número de situaciones y a trabajar en equipo” (p. 36).

En Les Roches Marbella, somos conscientes de la importancia de potenciar la inteligencia emocional de nuestro alumnado y por ello tratamos de incluir dentro del currículo experiencias educativas que favorezcan el trabajo cooperativo y la relación con los demás, la toma de decisiones, la reflexión y el diálogo, la solución creativa de problemas, la conexión con el mundo social y profesional...

Es para nosotros de vital importancia el prestar mayor atención al alumnado de primer curso. La entrada en la escuela superior supone para ellos una nueva experiencia que conlleva muchos cambios: una mayor independencia a nivel personal, una metodología didáctica que espera de ellos una mayor autonomía y en muchos casos, un cambio de residencia que a veces supone vivir en un país distinto y habituarse a una cultura diferente. Por todo ello este alumnado requiere de una atención más individualizada que les permita enfrentarse y adaptarse al cambio con mayor facilidad. Con este objetivo en mente, decidimos poner en marcha una serie de medidas académicas que favorezcan el desarrollo emocional de nuestro alumnado, tales como:

- La creación de un Departamento de Orientación, al que el alumnado puede acudir si necesita resolver cualquier tipo de problema ya sea a nivel académico o personal.

- La realización de una evaluación psicopedagógica inicial exhaustiva en la que se analizan aspectos cognitivos, de personalidad y académicos del alumnado recién llegado. Esta evaluación nos permitirá conocerles lo mejor posible y tratar de identificar de manera temprana cualquier tipo de problema que puedan presentar y de esta forma favorecer un óptimo rendimiento académico y en el futuro, un satisfactorio rendimiento personal y profesional.

- La puesta en marcha de unos seminarios semanales en los que se tratan temas como a) violencia, b) alcohol, tabaco y drogas, c) trabajo cooperativo y dinámica de grupo, d) habilidades sociales, e) orientación académica y de técnicas de estudio, f) proceso de toma de decisiones, entre otros.

Formar a futuros profesionales preparados implica prepararlos para desarrollar efectivamente su trabajo. Esto supone proporcionarles no sólo los conocimientos propios de la disciplina, sino también los que les permiten desenvolverse efectivamente en el entorno social. Y es que la mayoría de las decisiones que tomamos en nuestros puestos de trabajo las tomamos haciendo uso de nuestra inteligencia emocional. Agentes comerciales, personal de atención al cliente, managers, directivos... todas estas profesiones requieren que sus profesionales posean habilidades propias de la inteligencia emocional para poder desempeñar su trabajo con efectividad. En palabras del propio Goleman "el éxito profesional se traduce en el potencial de un individuo para dominar su Autoconocimiento y Autocontrol Emocional, su Consciencia Social y sus Habilidades Sociales” (Goleman, 1998, p.1). Es por eso que no debemos descuidar la enseñanza de dichas habilidades en nuestros centros.

Referencias:

Delors, J. (1998). La Educación Encierra un Tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. Disponible en http://www.unesco.org

Goleman, D. (1995). Emocional Intelligence. New York: Batam Books

Goleman, D. (1996). Inteligencia emocional. Barcelona: Kairós.

Goleman, D. (1998). An EI-Based Theory of Performance. Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organizations. Disponible en http://www.eiconsortium.org

Ministerio de Educación y Ciencia (1990). Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo [L.O.G.S.E.].

Ministerio de Educación y Ciencia (2006). Ley Orgánica de Educación [L.O.E.]

Tapia, A. (1995). Orientación Educativa. Teoría, Evaluación e Intervención. Madrid: Síntesis.
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