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La educación que aprende, la educación "flexiemocional”

Artículo de opinión


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Elena Quevedo Torriente. Profesora de Mondragon Unibertsitatea. Eskoriatza (Gipuzkoa)
La comprensión del fenómeno de emocionalidad, está hoy en día en boca de muchos profesionales dedicados a la educación y preocupados por aspectos que van más allá de la educación centrada en contenidos teóricos. En los actuales escenarios educativos, nos movemos hacia una educación con características propias, una educación en la que el alumnado y profesorado se hagan buenas preguntas, se escuchen más que hablen, se comparta y no sea individualista, se centre en la humildad y la tranquilidad más que en la agresividad, en definitiva, una educación "flexiemocional”.

Sostenemos que para comprender el comportamiento humano debemos prestar cuidadosa atención a nuestra vida emocional. Hasta hace poco estaba aceptado socialmente intentar reprimir lo que se sentía. Se hacían verdaderos esfuerzos por "controlar” las emociones y centrar la atención en el pensamiento. Sin embargo, los seres humanos reconocemos situaciones en las que el corazón tiene razones que la razón desconoce, y esto nos ha llevado hacia espacios en los que no tenemos control de lo que acontece, espacios en los que el miedo, la angustia, el sufrimiento, la ilusión, la alegría y el placer pueden estar presente escapándose a nuestro pensamiento.

En estos últimos años se habla de la agresividad en los centros educativos, de la falta de respeto, de cómo las relaciones personales en los centros educativos no están pasando por un buen momento. Sin duda, la gestión de las emociones está directamente relacionada con las relaciones personales y cómo nos movemos en ellas, de como se es consciente de las emociones de las personas con las que compartimos la vida, de las personas que conviven en los centros educativos. Las emociones en las que se vive diariamente permiten realizar unas cosas y no otras. Es decir, si un alumno vive inmerso en el resentimiento y tiene rabia contra los demás, difícilmente va a relacionarse obteniendo buenos resultados y con respeto, sin embargo, si se vive en la tranquilidad, siendo consciente de las emociones propias, se abre un mundo de posibilidades en las que la convivencia se antoja más sencilla.

Apostamos por una educación que aprende, que comparte y que hace que todos los miembros que toman parte en ella compartan la visión de una educación "flexiemocional”. Algunas de las características de esta educación son las siguientes:

Características de una educación "flexiemocional”

- En la educación "flexiemocional” se es consciente de las propias emociones. La educación "flexiemocional” se hace cuestiones del tipo: ¿Qué estoy sintiendo en este momento?¿Por qué siento lo que siento?¿Qué me lo provoca?¿Me abre o me cierra posibilidades? Las respuestas a estas preguntas hacen que seamos conscientes de lo que estamos sintiendo, y que podamos dividir las emociones en dos grupos. Las podemos clasificar en las que abren posibilidades y las que las cierran. Las emociones que cierran posibilidades tienen relación con la angustia en la soledad, con la resignación que se siente cuando uno piensa que no está en sus manos poder hacer nada, con el miedo a equivocarse, a la perdida, al fracaso, a la muerte, con la tristeza cuando sentimos que hemos perdido algo, con el resentimiento cuando alguien nos la ha jugado, con la ira que nos encoje el estómago. Sin embargo, las emociones que abren posibilidades están mas cercanas a la paz cuando aceptamos que ya paso y ahora no podemos cambiarlo, con la alegría y el sentido del humor, con la ilusión y la ambición al ver que es posible y que el abanico de posibilidades es muy amplio, con la liviandad de sentir tranquilidad ante determinadas situaciones y con la humildad que me acerca y abre al aprendizaje.

- La educación "flexiemocional” se interesa por las emociones de los demás. ¿Cómo están mis compañeros, profesorado, alumnado emocionalmente?¿Están resentidos?¿Están confundidos?¿Están ilusionados?¿Qué les preocupa?¿Desde dónde están se abren espacios para el aprendizaje?¿Se van a conseguir los resultados esperados?¿Qué tengo que ver yo con las emociones de los demás?¿Qué puedo hacer yo para ayudarles? Reflexionar sobre estas cuestiones posibilita acercarse al otro desde la apertura y el respeto y distinguir lo que le sucede a las personas con las que se convive diariamente.

- La educación "flexiemocional” conoce la relación entre las emociones, las conversaciones y la corporalidad. Si alguien está cabizbajo, triste, la conversación consigo mismo seguramente le cerrara posibilidades y la emoción que sienta en ese momento irá en coherencia con lo que dice y su postura corporal. Del mismo modo, la persona que camina en la vida con la mirada hacia el futuro, con una conversación consigo mismo llena de posibilidades e instalado emocionalmente en la ambición, tendrá ante si unos resultados muy distintos. Por lo tanto, y puesto que siempre estamos en una postura física, está se relaciona con la emoción en la que nos encontramos y seguramente con la conversación que tengamos.

- En la educación "flexiemocional” se aprende de corazón a corazón. Estar abiertos a conectar con los demás desde el mundo emocional hace que el aprendizaje que tengamos sea más duradero. Desde la apertura al otro es donde nuestro aprendizaje va a ser más significativo y vamos a posibilitar el aprendizaje de los demás.

Si la persona se esconde detrás del miedo e ignora lo que siente, se puede convertir en una persona que construye un árbol, si se da espacio a las emociones, si se interesa por ellas siendo consciente de las posibilidades que abren y cierran, y se acerca al otro escuchando su fluir emocional construye un bosque, el bosque de la educación que aprende, de la educación "flexiemocional”.
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