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Jugar es la primera y principal, no solo actividad, sino obligación de los niños y niñas

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Equipo Pedagógico de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE)
Hay cosas que no merecen discutirse, como es que "El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deberán estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación". (del principio siete de la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DEL NIÑO).

Pocas veces, como ocurre con los juegos, se cumplen tan cabalmente las condiciones exigidas por la verdadera actividad didáctica. Se ha definido el juego como "proceso sugestivo y substitutivo de adaptación y dominio”, y de ahí su valor como instrumento de aprendizaje, puesto que aprender es enfrentarse con las situaciones, dominándolas o adaptándose a ellas. El juego tiene, además un valor "substitutivo”, pues durante la primera y segunda infancia es tránsito de situaciones adultas: por ejemplo, al jugar a las tiendas, a las muñecas, etc.

Marginar el juego es privar a la educación de uno de sus instrumentos más eficaces; así lo han entendido Manjun, Föebel, Montessori, Decroly, creadores de un importantísimo material lúdico destinado, sobre todo, a estas edades. Esto no quiere decir, naturalmente, que las demás edades deban quedar excluidas del juego; lo que ocurre es que éste cambia al compás de la madurez general del sujeto y de la evolución de los intereses infantiles.

El juego es, en definitiva, una actividad total; por ello, hacer en la Escuela de Educación Infantil una distinción entre juego y trabajo, entendiendo por éste una actividad seria y por aquél una actividad informal o un puro pasatiempo, está fuera de lugar; y es más serio para el niño que el juego. A él debe, en buena parte, el desarrollo que nada hay me sus facultades. Según Götler un "juego o un material de juego es tanto más valioso cuanto más numerosas y elevadas son las energías que pone en actividad, y tanto menos estimable cuanto menos espacio concede al ingenio y a la destreza”.

El juego es un recurso creador, tanto en el sentido físico (desarrollo sensorial, motórico, muscular, coordinación psicomotriz), cuanto en el mental, porque el niño pone a contribución durante su desarrollo todo el ingenio e inventiva que posee, la originalidad, la capacidad intelectiva e imaginación; tiene, además un claro valor social, puesto que contribuye a la formación de hábitos de cooperación y ayuda, de enfrentamiento con situaciones vitales y, por tanto, a un conocimiento más realista del mundo; por otra parte es un medio de expresión afectivo-evolutiva, lo que hace de él una técnica proyectiva de gran utilidad al psicólogo y educador, sobre todo a la hora de conocer los problemas que afectan al niño.

Por eso a los padres es bueno enseñarles, no solamente juegos y actividades, sino también como usar los juguetes en el hogar. Aquí van algunas recomendaciones prácticas:

- Los hijos deben escoger libremente sus juguetes, por lo que los padres no deben imponerles sus propios gustos. Solo es aconsejable realizar alguna intervención cuando el niño o la niña seleccionan un juguete no adecuado para su edad y desarrollo.

- Los padres deben dejar jugar a sus hijos con sus juguetes. No es infrecuente que se le compre al hijo un juguete, y luego sea el padre o madre el que juegue con el objeto. Por otra parte, el juguete que se le compra al niño o niña es para su uso voluntario y no para tenerlo de exhibición.

- En más de una ocasión hemos conocido de casos en que la niña, por ejemplo, tiene una colección de muñecas con las que nunca ha jugado, pues los padres le han coartado su uso, porque "las rompen", o " ha costado mucho dinero".

- Los padres han de saber que el juguete más costoso no es siempre el mejor, y han de preguntar a los educadores respecto a cuales adquirir para sus hijos. También en ocasiones se ve a padres que compran un juguete que les parece "lindo", y que luego el hijo o hija no disfrutan, y dejan pasar por alto otro que realmente es fundamental para su desarrollo

- Aunque se redunde, los padres han de saber que el juguete no enseña a jugar, y que deben enseñar a sus hijos las acciones lúdicas, en una actividad conjunta plena de afectividad, paciencia y comprensión.

- Los padres han de evitar en sus hijos la formación de una actitud consumista hacia los juguetes, y que no todo en la vida se puede tener.

- Los progenitores a su vez han de enseñar a sus hijos a compartir sus juguetes con otros amiguitos, y posibilitar el contacto grupal de los mismos.

- Padre y madre han de jugar indistintamente con sus hijos varones y hembras, y en ocasiones hacer de esto un evento que agrupe a toda su familia nuclear.

Al igual que con los educadores, muchas otras recomendaciones pudieran darse a los padres para el mejor uso de los juguetes con sus hijos, vayan estos pocos consejos como un alerta inicial de los que han de tomar en cuenta en la educación de sus hijos. Así, el juguete expresa su importancia como elemento desarrollador de la formación y educación de los niños y las niñas, y destacan sus enormes potencialidades para la estimulación de todas sus inteligencias.

Es muy importante no olvidar que jugar es la primera y principal, no solo actividad, sino obligación de los niños y niñas. Un adulto cuando va a comprar un juguete debe pensar en la ilusión que el niño o niña va a vivir con el obsequio. Pero tenemos que pensar que el juego tiene que educar y formar al niño o niña y además le va a servir en su desarrollo psicológico.

Estudiando cuales son los juguetes más adecuados para cada edad, en sus primeros momentos de vida, para el niño o niña, el juguete más preciado es su madre o aquella persona adulta que le dedica todo el cuidado.

El niño o niña pequeño siente una fascinación especial por su madre, cuando oye su voz, palmotea; cuando la ve recorre con sus dedos su rostro, para el niño o niña lo es todo, le da confianza, seguridad, lo coge en brazos, lo mece, está dispuesta a adaptarse a cualquier solicitud del niño o niña, se ha dicho de la madre que es un "juguete universal".

Ya que vivimos en una época en que la mayoría de los padres y madres no tienen demasiado tiempo para sus hijos y que los niños o niñas de hoy pasan más tiempo fuera de casa que antes, la comunicación suele fallar entre niños o niñas y adultos. El juego puede servir para ampliar el campo de acción de las relaciones padres y madres-hijo. El juego une a niños y niñas con los adultos. Jugar equivale a conocerse mejor, a dialogar y crear lazos más entrañables.

Tengamos siempre presente que el mejor juguete para el niño o niña e imprescindible son los adultos y sus juegos. Al jugar con tu hijo estimularás su iniciativa y le abrirás la puerta de su imaginación creadora. Es el mejor medio de conocer a tu hijo y que él te conozca, es el mejor regalo que puedes hacerle y a la vez será una gran forma de educar.
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