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Hosteleros sin fronteras

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La Fundación Al Qantara impulsa en Marruecos un programa de formación en hostelería para jóvenes sin recursos. Un hotelero catalán es el responsable de este proyecto formativo que en cuatro años ha alfabetizado en árabe, español e informática básica a más de 2.600 chicos y chicas árabes.


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El Periódico de Catalunya
En árabe, al qantara significa el puente. Y en eso, en tender puentes sobre el Mediterráneo, anda la fundación así llamada, una iniciativa impulsada por el hotelero catalán Jaume Serra, empeñado en "incentivar, sin paternalismos, el desarrollo a través de la formación, la cultura y la hostelería".

Apasionado del mundo árabe, Serra, vicepresidente de BC Hoteles, creó Al Qantara con la voluntad de hacer algo útil. "El norte de Marruecos rebosa juventud, ilusión y talento. Hay que dotar a estos jóvenes sin formación ni recursos de los conocimientos que necesitan para ganarse la vida".

Tras cuatro años de fértil funcionamiento, en los que 2.674 alumnos han recibido clases de alfabetización en árabe, informática básica y español, el sábado la fundación presentó su programa de formación profesional en hostelería y restauración. Serán cursos eminentemente prácticos de cocina, servicio en sala, recepción y limpieza de habitaciones, "una formación elemental para tener un oficio" en un sector en expansión. "La hostelería es hoy para Marruecos un factor de desarrollo tan importante como lo fue para España hace 40 años", apunta Serra. Puso en marcha el proyecto con recursos propios, pero multiplica los contactos para obtener respaldo tanto privado como institucional. "La idea es buena, el apoyo llegará", afirma.

El programa empezará en septiembre con unos 300 jóvenes, y la fundación espera llegar a ofrecer en un futuro cercano hasta 500 plazas. Al Qantara coordinará una bolsa de trabajo en varios destinos turísticos de Marruecos, donde los alumnos harán sus prácticas. Al acabar su formación, recibirán un diploma homologado por la Escuela Superior de Hostelería de Barcelona. "Formaremos a profesionales para trabajar en Marruecos. Y si alguno decide venir a España, que al menos tenga un título para abrirse camino", argumenta Serra. Un hotel-escuela sería la culminación del proyecto, pero el alma de Al Qantara admite que "de momento, es sólo un sueño".

Baño de gratitud
A algunos de los alumnos de Al Qantara los cursos les aportan una formación complementaria, como a Nuredín, un artesano de 21 años que estudia informática y español. "Me gusta aprender, y las dos cosas me son útiles para comunicarme con la gente", explica. Pero la mayoría luchan por abrir la puerta del mercado laboral, como Abdulnasar, de 28 años, en paro desde que cerró el hotel donde trabajaba como recepcionista. "Aquí vienen muchos turistas españoles, y hablar bien su idioma me ayudará a volver a encontrar empleo", dice el joven, que, como otros alumnos, no pierde la ocasión de manifestar su reconocimiento al trabajo de la fundación: "Sólo podemos darle las gracias".

En efecto, tanto Serra como el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, patrono de la fundación e íntimamente vinculado a Chauen --donde su padre fue soldado en los años 40--, recibieron un baño de gratitud y cariño en el acto de presentación celebrado en la Escuela de Formación Profesional, una antigua iglesia funcionalmente adaptada. Borrell recordaba el "enorme" potencial turístico de Marruecos: "Para que el turismo llegue al 20% del PIB, como quiere el Gobierno, deberá haber un millón de personas más trabajando en el sector. Habrá que prepararlas, y España puede aportar su experiencia". Asimismo, destacó la importancia de una estrategia de equilibrio regional en el Mediterráneo: "Hay que contribuir al desarrollo de Marruecos, por el interés de todos".

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