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Editorial

El día que ganar las oposiciones deje de ser el primer reto de los docentes, para ser sólo una más de las etapas de una carrera profesional esencial para nuestra sociedad, las cosas serán distintas. La educación mejorará.

  • 24/10/2005

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Enric Renau, Editor de Educaweb.com
En los últimos 10 años, el contingente de docentes de educación no universitaria ha crecido casi en un 20%, llegando a la cifra actual de 572.000 profesores. El profesorado universitario supera, actualmente, las 80.000 personas. Grandes cifras que se tienen que gestionar.

La profesión docente está altamente feminizada y presenta importantes diferencias salariales y cualitativas en el interior del sistema educativo español y respecto a otros modelos europeos. Vive un proceso de crecimiento cuantitativo y de retos sociales a los que tiene que hacer frente en primera línea que merecen la atención del conjunto de la sociedad y de sus responsables políticos.

Por ejemplo, los tradicionales sindicatos nacidos de la industria se nutren en nuestros días, en primer lugar, de afiliados de los cuerpos docentes y de los sanitarios.

El sistema que nos hemos dotado de reclutamiento de profesionales de la educación pasa por el concurso-oposición. En este monográfico hay varios artículos donde se especifica claramente en que consisten este tipo de pruebas selectivas de carácter teórico-práctico, que a su vez valoran altamente la experiencia docente acumulada y las competencias aplicadas. Unas pruebas que quizás son justas, pero seguramente, no del todo eficientes.

Unas pruebas que, cual embudo selectivo, llevan hacia el deseado mundo de la funcionarización que, en todas partes del mundo, equivale a estabilidad. Miles de personas aspiran, año tras año, a superar unas pruebas que llevan al Dorado de la seguridad laboral. No me extraña, tal y como está el patio de la economía.

El problema es, sin embargo, que en España, muchas veces, acceso a los cuerpos docentes también es sinónimo de estancamiento. Quizás no salarial y de ciertas ventajas laborales, pero sí de carrera profesional.

Yo ya he escrito en más de una ocasión que no soy un gran partidario de la funcionarización de la docencia. Pero no por el hecho en si de que alguien pueda tener una plaza laboral de por vida -¡felicidades!- , sino por la falta de estímulos posteriores a la promoción interna basada en la mejora de competencias y habilidades y por la falta de evaluación permanente de los cuerpos docentes.

La evaluación docente no debería estar para "controlar” al profesorado, sino para incentivar su mejora continua, su esfuerzo y su capacidad de innovación.

Las pruebas de oposición han ido adaptándose a las necesidades del sistema educativo español y de sus comunidades autónomas con necesidades lingüísticas, culturales o sociales propias. Los materiales a disposición son útiles y prácticos.

Pero me parece que el día que ganar las oposiciones deje de ser el primer reto de los docentes para ser sólo una más de las etapas de una carrera profesional esencial para nuestra sociedad las cosas serán distintas. La educación mejorará.

Enric Renau
editor

Editor@educaweb.com
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